Propongo otro ejercicio
#11

(07-01-2017, 18:57 PM)Gloria_ escribió:  
(07-01-2017, 18:48 PM)Laura5 escribió:  
(07-01-2017, 18:34 PM)Gloria_ escribió:  

Esta reflexión @"Gloria_" la coges tu abriendo la pagina 21 De que trata el libro?Aplauso

El libro es este:

INTELIGENCIA DEL ALMA
144 avenidas neuronales hacia el Yo Profundo

Cada una de las 144 frases de sabiduría que figuran en este libro es un mapa mental para una
jornada que, a través de múltiples caminos, activará la atención sostenida hacia la conciencia
despierta. El lector podrá observar, tras la diversidad de contenidos y estilos de desarrollo,
como subyacen términos sutilmente repetidos que, como pilares perennes a lo largo de
milenios, han señalado reiteradamente el arte de vivir nuestra paz profunda con plena
consciencia.

Cómo leer este libro

Sugiero al lector entrar en sus páginas eligiendo mentalmente un número del 1 al 144 con
actitud de interrogación acerca del momento no casual que su proceso interior atraviesa. A
poco que sintonice cada frase observará que ésta puede ser considerada como un cofre lleno
de sutiles claves que hablan del núcleo de uno mismo, claves que el universo a través de la
sincronía ofrece de forma no casual para mantener la atención y la actitud más plena y feliz
durante la travesía del día.

Recomiendo al lector que lo lea de manera suave como si oyese música, sin pretender
“controlar” plenamente su significado, ya que gran parte de sus contenidos se dirigen a áreas
profundas de la mente que se verán progresivamente activadas durante la jornada.
Como apoyo al presente libro existen las mencionadas tarjetas que, a manera de naipes y bajo
el nombre de “regalos del Universo”, reúnen la mayor parte de las frases que figuran en el
presente libro. En realidad, la utilización de tales tarjetas y la mencionada extracción de cada
una al azar, pone en juego una energía de “no casualidad” que nos predispone a un estado de
conciencia tan abierto como mágico.

Igual lo compró
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#12

La 13, por favor ?
Responder
#13

Me gusta la idea. Digo el 75
Muchas gracias,Gloria!!!
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#14

(07-01-2017, 17:51 PM)Gloria_ escribió:  Hola, basándome en un libro que estoy leyendo sugiero un nuevo ejercicio. Quien quiera participar tiene que decirme un número del 1 al 144 y os leeré la frase que os ha salido junto con su reflexión, vosotros podéis añadir vuestra reflexión a la misma tanto aquí en el foro, o donde queráis.

ok

Yo digo el 55 Sonrisa

Si quieres puedes visitar mi página web personal

EL CONSEJO DEL TAROT

El destino está en tus manos
Ángel
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#15

(07-01-2017, 20:56 PM)ovejita77 escribió:  La 13, por favor ?

ALTRUISMO

El mayor de todos los errores estriba en no hacer nada porque sólo puedes hacer poco. Sydney Smith.

En un paraje de sol y de paz, se hallaba un escritor que vivía junto a un pequeño poblado de pescadores. En su tranquila vida, cuando llegaba el amanecer, daba un largo paseo por la orilla del mar. Un día como otros, divisó a lo lejos una joven que parecía bailar sobre la orilla.
Conforme se fue acercando, comprobó que la hermosa muchacha recogía estrellas de mar halladas en la arena y las devolvía con gracia y ligereza al océano. --¿Por qué hace eso?-- preguntó el escritor un tanto intrigado. --¿No se da usted cuenta?--, replicó la joven, --con este sol de verano, las estrellas se secarán y morirán si se quedan aquí en la playa.-- El escritor no pudo reprimir una sonrisa y contestó: --Joven, existen miles de kilómetros de costa y centenares de miles de estrellas de mar... ¿Qué consigue con eso?. Usted sólo devuelve unas pocas al
océano--. La joven, tomando otra estrella en su mano y mirándola fijamente, dijo: --Para ésta ya he conseguido algo-- dijo lanzándola al mar. Al instante, dedicó una amplia sonrisa y prosiguió su camino por la playa. Aquella noche el escritor no pudo dormir... finalmente, cuando llegó el alba, salió de su casa, buscó a la joven a lo largo de aquella dorada arena, se reunió con ella y sin decir palabra, comenzó a recoger estrellas y devolverlas al mar--.¿Basta una sola estrella de mar? ¿una sola? La vida es un valor que no habla el idioma de la cantidad,sino que más bien, se desenvuelve en las suaves brisas de la cualidad. Cuando damos vida a la vida, estamos sintonizando con el océano primordial de energía-conciencia. Tan vivo está un brioso caballo
como lo puedan estar cientos de ellos galopando veloces en las praderas. En realidad, es la misma Vida-Una que como realidad metafísica alienta a cada cuerpo como si de un terminal orgánico se tratara.

Con la vida, nunca es poco ni es mucho; es, simplemente, un sí o un no.

Recientes descubrimientos en el campo de la Biología, postulan la existencia de una nueva especie de vida sobre el planeta. Se trata de un enorme hongo que, con una extensión de decenas de kilómetros, vive y se desarrolla a un metro de profundidad bajo la tierra. Lo curioso de este espécimen es que tiene cientos de terminales que afloran a la superficie en forma de pequeñas setas. Cada uno de estos pequeños hongos de la superficie con aspecto de separación e individualidad está conectado bajo tierra con la Vida-Una a la que pertenece, siendo éste, tan sólo, su manifestación externa.

Por más que a través de la Ciencia, lleguemos a medir y controlar las espirales ribonucléicas, no estaremos, ni siquiera, rozando la energía-conciencia. Todas aquellas apariencias que podamos modificar con la destreza de un bisturí, no harán sino deambular por el mundo de las “puras formas” por las que la Vida se expresa. Cualquier manipulación genética por sofisticada que sea estará operando sobre las superficies ya que el aspecto Vida no es accesible a través de la forma, pero sí mediante la empatía sutil con su esencia. Algo que no está al alcance del bisturí, sino de la energía de amor y sus lúcidas consecuencias.

A veces, intuimos que la vida nos reclama para dar atención y consciencia allí donde se encuentra esa estrella de mar o de tierra. Esa estrella de aire o de fuego cuyo destino parece no ser el del inmediato morir, sino el de apuntarse a la vida que empieza y se renueva Y tal vez, pensamos que como no podemos amar lo suficiente, la abandonamos y cerramos con llave la puerta del alma... Nunca es poco ni mucho cuando se trata de calidad. La fuerza que subyace tras la acción desprovista de afán de provecho, conecta con el núcleo de la citada estrella. Cuando uno se sienta motivado a compartir su conocimiento y apoyar como propio los proyecto de otras personas, convendrá que recuerde que quien debe dar las gracias no es tanto el que recibe como el dador al que el curso de la vida reclama.
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#16

Me gusta mucho la frase.
Muchas gracias
Responder
#17

(07-01-2017, 21:05 PM)anaish escribió:  Me gusta la idea. Digo el 75
Muchas gracias,Gloria!!!

GRATITUD

El mejor efecto de las personas exquisitas, se siente después de haber estado en su presencia.
Ralf Waldo Emerson.

Cuando un ser exquisito se despide y se aleja, queda flotando en la atmósfera un punto de
consciencia que enciende la llama. Se trata de una ola sutil de serenidad y lucidez que se hace
evidente al poco rato de su marcha. En realidad, todo ser humano emana una radiación que, como mochila etérea, registra la calidad de sus propias vibraciones y el ropaje de su aura.

Cuando pasa por nuestra vida un ser que ha observado su ego y, que sin demandar afirmación, escucha sin prisa y con la guardia bajada, comprobamos que ya comienzan a existir humanos que han hecho de su mente transparencia. Comprobamos que en contacto con determinados seres, percibimos una suavidad y firmeza que envuelve claves que purifican antiguas heridas de nuestra alma. Se trata de personas que, aunque no hablen directamente acerca de lo que nos pasa, llegan ahí dentro donde había daño, ahí donde nuestro ego herido, se encoge y clama. ¿Acaso se trata de un servidor de la vida que vuelve a casa? Tal vez, es tan sólo la hermandad humana que sabe la clase de medicina que necesitamos para liberar miedos, suavizar aristas y barrer culpas pasadas.

Al cabo de varias horas, cuando uno se detiene y recuerda su presencia, sucede que brota una sonrisa y se respira más hondo, como si algo de suavidad perdurara. Y, aunque no hay razones para sentirse feliz, uno observa sorprendido que su corazón late en una alegría que recuerda al abrazo y a la afinidad del alma, “¿por qué?”, uno se pregunta. Tal vez porque alguien que hizo de su ego una máscara exquisita, nos brindó su aroma y la silente profundidad de su mirada.
Cuando vivimos desde dentro hacia fuera, cuando el dolor nos ha vaciado de prepotencia y ya
hemos disuelto nuestras más rígidas corazas, cuando sentimos la inofensividad y la ternura, sabemos que la lucidez está inundando nuestros pozos de oleadas algo más que humanas. En realidad, y en lo profundo, sabemos que es el propio Universo el que nos reconoce y regala.
Y todo este milagro de la comunicación no depende de la conversación, ni de observar si a dicha persona le apetecía saber de nuestra vida, ni de si habla bonito acerca del todo y de la nada. Se trata, tan sólo, de un algo que está más allá de la piel, más allá de los puros cerebros, y casi, de la mismísima alma. Sucede que simplemente la Gracia nos visita, sucede que lo divino y fugaz quiere ser reconocido en el núcleo de nuestra pupila y en los latidos de nuestras más íntimas moradas.

Y tras el adiós de la despedida, mientras se siente el agridulce y sutil regocijo, uno levanta la mirada y pronuncia silenciosamente ¡Gracias! Y de nuevo, algo muy profundo se abre dentro, dispuesto a confiar y vivir con una visión más amplia.

“Gracias” dice uno, tras cerrar la puerta,
a veces me visita el ángel con forma humana.
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#18

Digo la 35
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#19

(07-01-2017, 21:11 PM)suricapri escribió:  Yo digo el 55 Sonrisa

EFICACIA

El pesimista se queja del viento.
El optimista espera que cambie.
El realista ajusta las velas.

Guillen George Ward.

Los momentos de tormenta forman parte de la travesía del vivir. Pensar en la posibilidad de una vida sin la irrupción de inesperadas ventiscas y sin cielos en los que, de pronto, aparecen negros nubarrones y grandes olas, es ignorancia de la leyes de la naturaleza.

El río de la vida fluye entre las orillas del placer y del dolor. Un diseño existencial que se basa en el contraste y que cuando la mente humana lo asume y acepta, resulta tan interesante como navegable. El arte de vivir es el arte de saber desplegar las velas para neutralizar el sufrimiento y, sin embargo, aceptar el “dolor natural” que se desprende de determinadas experiencias. La matriz de esta inteligencia se basa en la adopción de actitudes diversas ante la insospechada perturbación. Unos optan por la queja estéril y debilitadora que niega la propia capacidad de superación. Otros, prefieren transferir sus talentos como navegantes y tras abandonar el timón se dirigen a los cielos para negociar cambios en los truenos y en las olas.

Cuando la tormenta estalla y los truenos rompen el cielo, de nada sirve quejarse. La queja crea una atmósfera de inutilidad personal e intoxica nuestro inconsciente. Ante la queja, ninguna persona que nos acompañe en la travesía, va a hacer más por resolver la situación ni siquiera desplegar mayor eficacia. En todo caso, su labor se verá acompañada del virus quejumbroso de impotencia que tiende a contaminar la atmósfera.

En tiempos de tormenta, las personas con fe imploran al cielo soluciones para sus desgracias y ello no sólo porque el milagro acecha y sus miedos se calman, sino también porque concretan lo que quieren y ponen en marcha cambios mágicos en los andamiajes del Gran Sueño. Sin embargo, el hecho de compartir con el Universo lo que precisamos, no sustituye la acción oportuna e inteligente de aquél que sabe plegar las velas y poner rumbo hacia las costas.

Cuando el momento que uno vive es difícil, bien sea porque hay tormenta en los cielos o porque
atravesamos estrecheces en la tierra, sabemos que, tras cada paso, contamos con un gran aliado que corre a favor del sosiego: el tiempo. Sabemos de la transitoriedad de las cosas y que todo cambia. Cada minuto abordado con coraje es un minuto de victoria. Cada metro recorrido, un metro que dejamos atrás en el camino de salida. No se trata de optimismo o pesimismo, sino de alcanzar la competencia emocional suficiente como para mantener el discernimiento y adoptar medidas de plena eficacia.

En los tiempos difíciles, la mente tan sólo enfoca allí donde se requiere apoyo, acción inteligente y soluciones inmediatas. A medida que uno supera los golpes de las primeras olas y ajusta el rumbo ante los vientos que soplan, su corazón se vacía de ilusiones mientras aplica remedios eficaces y rápidos en plena contienda. Tal vez no sea tiempo de opinar, ni tan siquiera de tratar de divagar y comprender, sino que se trata de actuar. Más tarde, cuando la tormenta se aleje y el horizonte se despeje, será el tiempo de respirar profundo, de sentir el silencio y de dar las gracias. En realidad, es entonces cuando corroboramos que el viento y las olas corren a favor del que sabe navegar.

(07-01-2017, 21:39 PM)cris30 escribió:  Digo la 35

COMUNICACIÓN
Lo importante no es lo que se dice, sino lo que se hace. Nisargadatta.

El hecho de hablar y divagar de todo aquello que, en última instancia, no resulte posible ser llevado a la acción, puede llegar a convertirse en “materia mental tóxica”. El ser humano es un proceso de acción consciente que se mueve por un impulso a realizar los niveles más profundos de su esencia.

Una fuerza que brota cuando ya hemos superado necesidades básicas tales como la consecución de alimento, el afecto y la autoestima. La necesidad de auto-realización pertenece a un nivel más elevado en la escala de necesidades que nos impulsa a convertir en cosa nuestras procesos creadores.

El hecho de crear y transformar la materia hasta los increíbles niveles que la tecnología actual nos permite, supone alcanzar una capacidad tan extraordinaria, que recuerda la frase del evangelio que afirma “Y seréis como dioses”. En realidad, así como nuestros pensamientos nacen con vocación de palabra, también nuestra palabra nace con vocación de acción. El proceso de inventar, descubrir y, posteriormente, hacer, es un su viaje que, partiendo de la nada fantasmal más profunda y misteriosa del muy dentro, se convierte en acción transformadora del “ahí fuera”. En cierto modo, los seres humanos somos ginecólogos de aquello que queriendo nacer, utiliza nuestra inspiración y nuestro hacer.

Se dice que educamos a nuestros hijos, no tanto por lo que les decimos como por lo que hacemos. Y en última instancia, lo que hacemos es, ni más ni menos que, lo que somos.

Cuando alguien dice que fumar es malo mientras él soterradamente fuma, sucederá que sus palabras no llegarán al corazón del que escucha. El que educa y transmite, crea un campo morfogenético o cualidad de la “energía ambiente” de gran poder en la mente del que crece y evoluciona.

Palabra y acción, un binomio que es menester equilibrar. A veces, este equilibrio se rompe por la exagerada presencia del pensamiento discursivo y academicista. Si tal des-balance se produce por la presencia de un “apetito desordenado de información”, termina por convertirnos en seres teóricos con un bajo nivel de acción y experimentación. Ante tal desequilibrio, tal vez sea el momento de vaciar los armarios, limpiar la casa de papeles y libros y dejar espacios abiertos para que circule la energía hacia una vida más amplia. Si uno siente que se ha dedicado a “coleccionar datos” y que en su mente racional no cabe el entusiasmo vital del que siente y abraza, es el tiempo de soltar lastre, cosas y símbolos, y dejar que el Ser Interno se mueva con mayor ligereza.

Si con tanta intelectualización, lo que en realidad uno buscaba era desviar una carencia efectiva, es tiempo de hacer cambios y de iniciar nuevas actividades. Tai chi o yoga, bailes de salón o incluso trekking por las montañas. Tal vez, es el tiempo de soltar hábitos que coagulan el flujo de vida que corre por las venas. Quizá, a muchos varones de nuestra sociedad racionalista les llegó el tiempo de hacer aflorar la profundidad afectiva y la serena sensualidad que poseen al intensificar la actividad del hemisferio cerebral derecho. Tal vez, llegó el tiempo de balancear la razón con la ternura y la disciplina con la benevolencia. La parte femenina de la mente demanda afectividad y vivencias, más allá de teorías y palabras. Una dimensión que abre la puerta de lo Profundo y permite el acceso a la transparencia. Dos hemisferios cerebrales, una conciencia. Un delicado e interesante proceso de integración que recuerda al ave que avanza con el concurso de sus dos alas. Un nacimiento al nuevo paradigma del androginato psíquico, que tras moverse de lado a lado del péndulo, está preparado para saltar a la conciencia integral que observa a una mente que fluye por entre las luces y las sombras.
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#20

(07-01-2017, 21:35 PM)Gloria_ escribió:  
(07-01-2017, 21:05 PM)anaish escribió:  Me gusta la idea. Digo el 75
Muchas gracias,Gloria!!!

GRATITUD

El mejor efecto de las personas exquisitas, se siente después de haber estado en su presencia.
Ralf Waldo Emerson.

Cuando un ser exquisito se despide y se aleja, queda flotando en la atmósfera un punto de
consciencia que enciende la llama. Se trata de una ola sutil de serenidad y lucidez que se hace
evidente al poco rato de su marcha. En realidad, todo ser humano emana una radiación que, como mochila etérea, registra la calidad de sus propias vibraciones y el ropaje de su aura.

Cuando pasa por nuestra vida un ser que ha observado su ego y, que sin demandar afirmación, escucha sin prisa y con la guardia bajada, comprobamos que ya comienzan a existir humanos que han hecho de su mente transparencia. Comprobamos que en contacto con determinados seres, percibimos una suavidad y firmeza que envuelve claves que purifican antiguas heridas de nuestra alma. Se trata de personas que, aunque no hablen directamente acerca de lo que nos pasa, llegan ahí dentro donde había daño, ahí donde nuestro ego herido, se encoge y clama. ¿Acaso se trata de un servidor de la vida que vuelve a casa? Tal vez, es tan sólo la hermandad humana que sabe la clase de medicina que necesitamos para liberar miedos, suavizar aristas y barrer culpas pasadas.

Al cabo de varias horas, cuando uno se detiene y recuerda su presencia, sucede que brota una sonrisa y se respira más hondo, como si algo de suavidad perdurara. Y, aunque no hay razones para sentirse feliz, uno observa sorprendido que su corazón late en una alegría que recuerda al abrazo y a la afinidad del alma, “¿por qué?”, uno se pregunta. Tal vez porque alguien que hizo de su ego una máscara exquisita, nos brindó su aroma y la silente profundidad de su mirada.
Cuando vivimos desde dentro hacia fuera, cuando el dolor nos ha vaciado de prepotencia y ya
hemos disuelto nuestras más rígidas corazas, cuando sentimos la inofensividad y la ternura, sabemos que la lucidez está inundando nuestros pozos de oleadas algo más que humanas. En realidad, y en lo profundo, sabemos que es el propio Universo el que nos reconoce y regala.
Y todo este milagro de la comunicación no depende de la conversación, ni de observar si a dicha persona le apetecía saber de nuestra vida, ni de si habla bonito acerca del todo y de la nada. Se trata, tan sólo, de un algo que está más allá de la piel, más allá de los puros cerebros, y casi, de la mismísima alma. Sucede que simplemente la Gracia nos visita, sucede que lo divino y fugaz quiere ser reconocido en el núcleo de nuestra pupila y en los latidos de nuestras más íntimas moradas.

Y tras el adiós de la despedida, mientras se siente el agridulce y sutil regocijo, uno levanta la mirada y pronuncia silenciosamente ¡Gracias! Y de nuevo, algo muy profundo se abre dentro, dispuesto a confiar y vivir con una visión más amplia.

“Gracias” dice uno, tras cerrar la puerta,
a veces me visita el ángel con forma humana.
Muy interesante. Recuerdo esa sensación de pensar en alguien que nos deja esa sensación de que ha pasado un ángel,porque con su sola presencia,su sonrisa y su dulce mirada,lo dicen todo.
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