(28-05-2015, 01:53 AM)Dolce_Noir escribió: Hola Aquariantarot
Permíteme un inciso y evidentemente es mi opinión, en relación a la parte de tu comentario que he resaltado en negrita.
Firmemente creo que nadie puede perjudicar a nadie en su desarrollo espiritual, porque nada queda al azar; la casualidad no existe (El Universo es perfecto y nosotros también).
Los miedos, paranoias o distintas comidas de coco tan solo dependen del estado conciencial de cada uno, ya que todo ello se origina en la mente (el ego) y nada tiene que ver con lo que el espíritu de cada cual tiene programado en cada "existencia".
Vivimos como seres humanos en un mundo dual, pero a nivel espiritual esa dualidad no existe; por eso, sean experiencias (buenas o malas) todo forma parte de ese desarrollo que llamamos espiritual, que no deja de ser (una experiencia conciencial) creada desde nuestro nivel espiritual, desde lo que Somos, y ya Somos todo. Por eso, nada puede impedir el desarrollo de nadie (incluido Uno mismo) ya que al nacer en este Mundo, Universo, Dimensión, o como lo queramos llamar, traemos un plan de vida ya creado.
Por tanto, ni siquiera los miedos, bloqueos o las eufórias nos desvían del camino, porque todo lo que está, es lo que debe estar y todo lo que vivimos es lo que debemos vivir.
Es mi forma de ver... Respeto totalmente cualquier otra.
Un Saludo!
Hola @
Dolce_Noir
Primero, gracias por tu comentario y opinión.
Coincido contigo es que esta dimensión [algunos le llaman 3D] es dual y que más allá [o en otro nivel de conciencia/dimensión] hay un punto dónde los polos no existen, lo bueno y lo malo se desvanece y no existe un verdugo ni una victima, sino que todo es una sola cosa, sin juicios de valor. Pero, bajo mi perspectiva, el saber que ese punto sin dualidad existe no implica que uno pase por alto las normas que hay en esta dimensión dual, en dónde si existe efectivamente un juego de polos, en dónde se hace presente la figura del verdugo y la víctima. Cuando se asume esta realidad dual, uno aprende que puede hacer daño y también puede sanar, las dos cosas al mismo tiempo: se toma conciencia de la dualidad interna que nosotros mismos tenemos, también. Aceptar la dualidad, entonces, implica también la aceptación del dolor como forma de aprendizaje [dolor- sanación/alegría-tristeza] lo que a la vez nos enseña a ser responsables de lo que hacemos y lo que decimos a los demás, asumiendo que podemos herirles sin darnos cuenta, de la misma forma en que los demás pueden herirnos [es una forma de aprender a tener tacto, a ser más sensible y considerado].
Eso, al menos, en esta dimensión 3D. Ya sabemos que en otro nivel de conciencia en realidad todo esto es un juego y todos participamos de una gran obra de teatro creada por nosotros mismos en dónde yo elijo lo que quiero experimentar y eligo a mis verdugos o a las personas que me salvarán, que serán en realidad partes de mi mismo, recreando lo que yo quiero experimentar. En este nivel todo es responsabilidad nuestra y nada nos daña sino nosotros mismos, tal como tú dices. Pero atención: aquí en la dimensión 3D no todos tienen ese tipo de conciencia de juego o teatro, por tanto no se les puede tratar de la misma forma ya que necesitan gradualmente comprender algunas cosas respecto a sí mismos y la forma en que el mundo se va desplegando a sus ojos.
Tu firmeza respecto a la creencia de que el Universo es perfecto y nada ni nadie puede dañarnos me parece adecuada y coincido con ella. Con lo único que difiero es cuando dices que
"la dualidad no existe en el mundo espiritual" ya que si el Universo es completo y perfecto, la dualidad también está integrada en el, incluso en su aspecto espiritual, por tanto si existiría un nivel físico y espiritual en dónde las personas se pueden dañar mutuamente [de la misma forma en que se pueden defender].
Quizá la dimensión en dónde
nada nos daña es real, pero puede estar superpuesta o conectada a la dimensión dual en dónde
si existe el daño mutuo y en dónde es importante ser responsable con uno mismo y con los demás. Si todo el Universo fuera una dimensión sin dualidad, nada tendría sentido y no habría forma de acceder al conocimiento respecto a nada, porque no habría con que contrastar: no sabríamos diferenciar la luz de la noche, la alegría de la tristeza o el daño de la sanación.
Y aquí es dónde para mi surje la paradoja:
Efectivamente nada ni nadie puede dañarnos, pero al mismo tiempo podemos hacer daño y todo nos puede dañar. Eso, desde mi perspectiva, sería admitir y dar validez a la dimensión 3D, sin desmerecerla ni pasarla por alto, sumándola además a la dimensión o perspectiva en dónde todo es un juego y creación de nosotros mismos.
Para mi la clave es convivir con las dos dimensiones o perspectivas. No se puede negar ni uno ni lo otro: no se puede negar la dualidad ni tampoco esa totalidad en dónde no hay polos. Al abrazar todas las perspectivas, creo, se rinde honor a la esencia más profunda de la palabra totalidad: un sitio en dónde todo es posible, en dónde todas las verdades son ciertas. La paradoja final parece ser. El Universo es perfecto, pero para serlo también debe ser imperfecto.
Que rollo me he mandado, para ser las 3am.
Pero en resumen coincido en
casi todo lo que has dicho.
Una vez más, gracias por el comentario.
Un abrazo.
