ESFERAS DE REALIDAD: INTRODUCCIÓN.
Cada segundo que pasa, créa el mundo con su mente...Sea consciente de ello y no tendrá limites.
A lo largo de la línea que marca el tiempo del mundo; diferentes culturas, filosofías, técnicas, valores... Han florecido en nuestro pequeño planeta azul, para finalmente por su desuso ser enterrados en libros de historia. Todo tuvo un principio y un final que nos llevaría a una etapa diferente de la que estábamos acostumbrados. El caso es, que para bien o para mal, todo esto ya está escrito y ahora sólo podemos valorar un pasado con sus luces y sombras que quizás nos pueda ayudar a construir un futuro mejor.
Si se fija en lo ya ocurrido, es posible que se dé cuenta de que cada cierto número de años la humanidad se transforma de una forma radical; imagínese por un momento coger su particular máquina del tiempo y viajar tan sólo 200 años atrás. Absolutamente todo lo que conoce no existiría; cualquier cosa que quisiese llevar a cabo dependería de unos recursos, trámites, leyes, jerarquías y costumbres sociales que le obligarían, para lograr adaptarse y sobrevivir, a prácticamente aprender de nuevo a vivir. Todo esto también ocurrirá, seguramente en menor medida, si usted viaja a ciertos puntos del globo; se enfrentará a problemas parecidos en aquellos rincones donde el pensamiento occidental no hubiese llegado aún con fuerza o incluso tribus nativas que siguen subsistiendo en ciertos puntos geográficos.
Todo esto puede hacer entrever que es complicado definirnos como especie. Si le preguntaran qué es el ser humano, usted podría responder con ciertos datos fisiológicos, patrones, etc. ¿Pero sería acertado que dijese que somos seres democráticos?, ¿que nos gusta el poder?, ¿tenemos una naturaleza bondadosa o malvada?, ¿cómo afecta todo esto a nuestro alrededor?. Experimentos como el de la doble ranura de Thomas Young nos suscita a pensar que la realidad depende de un observador externo, quien la crearía según su propio mundo interior. De esta manera nuestro entorno no sería nada más que el reflejo de nuestras propias ideas; equivocadas o no, inducidas o no.
Llámelo densidad, dimensión, realidad, etc. La ciencia moderna mira a cualquier punto del universo como un conjunto de cuerpos celestes caracterizados por una serie de valores magnéticos, gravitatorios, minerales, etc. Pero una fuerza mayor parece haber estado ahí desde siempre, "dirigiendo" la creación; de una forma bastante distinta a la que la religión un día nos quiso decir. Tan presente como oculta, se mezcló con ideas infantiles e inmaduras hasta quedar invisible a los ojos de las masas. Ni Dios nos había dejado, ni había muerto según Nietzsche; había sido suplantado; nos suplantaron a todos.
La realidad se define por un espacio tiempo antes imaginado por el conjunto que lo ocupa. La creamos a nuestro antojo, conscientemente o no, y establecemos nuestras propias reglas para avanzar en la misma. La idea de mundo material como proyección de la propia mente no es nueva. Maya es un antiguo concepto de los Vedas, que nos dice lo mismo, recogido luego posteriormente en el Tantra, en el Yoga, en el Budismo, en el Zen y en la mayoría de las tradiciones espirituales de Oriente; hoy rescatado por la física cuántica.
Vivimos en esferas de realidad o conciencia que pese a ser producto de nosotros mismos, terminan por marcar nuestro día a día. Éstas, además de contener todo el conjunto material en el que nos movemos, incluyen también todo tipo de idea preconcebida, ley, cultura, etc. Partiendo de esta base, nos damos cuenta de la cantidad de lacras que acostumbramos a arrastrar desde la entrada en dicha esfera. Nos es común catalogar negativamente ciertas actividades mundanas que finalmente acabarán por resultar de esta misma manera, nos decimos a nosotros mismos que desmerecemos ser prósperos, nos cortamos las alas sin saber que existían y finalmente esta Maya acaba cargada de esta forma.
Quizás a usted le gustaría no depender de todo esto, mantenerse al margen. Ser lo suficientemente consciente de la realidad como para no autodestruirse y no dejar que otros lo hagan. Vivimos en un mundo en el que la opinión ajena puede transformar unos prejuicios infundados en una realidad; no debe permitir que esto suceda. El mero hecho de contar nuestro próximo proyecto a alguien, cambiará en gran medida las probabilidades de su triunfo o fracaso ya que no dependerá sólo de nosotros mismos.
El futuro empieza a formar sus siluetas lentamente con cada pensamiento que tenemos al respecto, ignorando nuestro verdadero deseo, obedeciendo a nuestra verdadera creencia; nos sigue siempre de cerca ayudándose de nuestro interior. Él no juzga, no es capaz de hacerlo, sólo observa; prepara su veredicto final y cuando llega siempre es justo. Existen muchas formas de tenerlo como aliado, y desde este blog trataremos de buscarlas y enseñarlas a aquel que lo desee.
fuente: www.*************.com
Cada segundo que pasa, créa el mundo con su mente...Sea consciente de ello y no tendrá limites.
A lo largo de la línea que marca el tiempo del mundo; diferentes culturas, filosofías, técnicas, valores... Han florecido en nuestro pequeño planeta azul, para finalmente por su desuso ser enterrados en libros de historia. Todo tuvo un principio y un final que nos llevaría a una etapa diferente de la que estábamos acostumbrados. El caso es, que para bien o para mal, todo esto ya está escrito y ahora sólo podemos valorar un pasado con sus luces y sombras que quizás nos pueda ayudar a construir un futuro mejor.
Si se fija en lo ya ocurrido, es posible que se dé cuenta de que cada cierto número de años la humanidad se transforma de una forma radical; imagínese por un momento coger su particular máquina del tiempo y viajar tan sólo 200 años atrás. Absolutamente todo lo que conoce no existiría; cualquier cosa que quisiese llevar a cabo dependería de unos recursos, trámites, leyes, jerarquías y costumbres sociales que le obligarían, para lograr adaptarse y sobrevivir, a prácticamente aprender de nuevo a vivir. Todo esto también ocurrirá, seguramente en menor medida, si usted viaja a ciertos puntos del globo; se enfrentará a problemas parecidos en aquellos rincones donde el pensamiento occidental no hubiese llegado aún con fuerza o incluso tribus nativas que siguen subsistiendo en ciertos puntos geográficos.
Todo esto puede hacer entrever que es complicado definirnos como especie. Si le preguntaran qué es el ser humano, usted podría responder con ciertos datos fisiológicos, patrones, etc. ¿Pero sería acertado que dijese que somos seres democráticos?, ¿que nos gusta el poder?, ¿tenemos una naturaleza bondadosa o malvada?, ¿cómo afecta todo esto a nuestro alrededor?. Experimentos como el de la doble ranura de Thomas Young nos suscita a pensar que la realidad depende de un observador externo, quien la crearía según su propio mundo interior. De esta manera nuestro entorno no sería nada más que el reflejo de nuestras propias ideas; equivocadas o no, inducidas o no.
Llámelo densidad, dimensión, realidad, etc. La ciencia moderna mira a cualquier punto del universo como un conjunto de cuerpos celestes caracterizados por una serie de valores magnéticos, gravitatorios, minerales, etc. Pero una fuerza mayor parece haber estado ahí desde siempre, "dirigiendo" la creación; de una forma bastante distinta a la que la religión un día nos quiso decir. Tan presente como oculta, se mezcló con ideas infantiles e inmaduras hasta quedar invisible a los ojos de las masas. Ni Dios nos había dejado, ni había muerto según Nietzsche; había sido suplantado; nos suplantaron a todos.
La realidad se define por un espacio tiempo antes imaginado por el conjunto que lo ocupa. La creamos a nuestro antojo, conscientemente o no, y establecemos nuestras propias reglas para avanzar en la misma. La idea de mundo material como proyección de la propia mente no es nueva. Maya es un antiguo concepto de los Vedas, que nos dice lo mismo, recogido luego posteriormente en el Tantra, en el Yoga, en el Budismo, en el Zen y en la mayoría de las tradiciones espirituales de Oriente; hoy rescatado por la física cuántica.
Vivimos en esferas de realidad o conciencia que pese a ser producto de nosotros mismos, terminan por marcar nuestro día a día. Éstas, además de contener todo el conjunto material en el que nos movemos, incluyen también todo tipo de idea preconcebida, ley, cultura, etc. Partiendo de esta base, nos damos cuenta de la cantidad de lacras que acostumbramos a arrastrar desde la entrada en dicha esfera. Nos es común catalogar negativamente ciertas actividades mundanas que finalmente acabarán por resultar de esta misma manera, nos decimos a nosotros mismos que desmerecemos ser prósperos, nos cortamos las alas sin saber que existían y finalmente esta Maya acaba cargada de esta forma.
Quizás a usted le gustaría no depender de todo esto, mantenerse al margen. Ser lo suficientemente consciente de la realidad como para no autodestruirse y no dejar que otros lo hagan. Vivimos en un mundo en el que la opinión ajena puede transformar unos prejuicios infundados en una realidad; no debe permitir que esto suceda. El mero hecho de contar nuestro próximo proyecto a alguien, cambiará en gran medida las probabilidades de su triunfo o fracaso ya que no dependerá sólo de nosotros mismos.
El futuro empieza a formar sus siluetas lentamente con cada pensamiento que tenemos al respecto, ignorando nuestro verdadero deseo, obedeciendo a nuestra verdadera creencia; nos sigue siempre de cerca ayudándose de nuestro interior. Él no juzga, no es capaz de hacerlo, sólo observa; prepara su veredicto final y cuando llega siempre es justo. Existen muchas formas de tenerlo como aliado, y desde este blog trataremos de buscarlas y enseñarlas a aquel que lo desee.
fuente: www.*************.com