Palabras
#1

Sé que tengo otros hilos abiertos que he de contestar pero ahora me apetece abrir este que me parece interesante.

Consiste en abrir el diccionario simbólico de Juan Eduardo Cirlot, el cual le tengo especial cariño (al diccionario, no al hombre) y escoger una palabra al azar con su significado simbólico. Y luego lo mismo con el diccionario enciclopédico catalán. Escojo este último porque mi diccionario de español es muy pequeño, este es más amplio (os haré la traducción).

Es decir, me decís algo en el hilo y os diré dos palabras. Puede que signifiquen algo o puede que no...

Saludos!!

[Imagen: palabras-720x420.jpg]
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#2

Hola!!! A ver que toca...
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#3

Voyyyyy gracias @gloria
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#4

(30-08-2018, 22:20 PM)Nika escribió:  Hola!!! A ver que toca...

Elementos

La ordenación cuaternaria de los elementos, que en realidad corresponden a los tres estados de la materia más el agente que facilita la modificación a través de los mismos, corresponde al concepto, tantas veces expresado en simbolismo, de la solidez del cuatro y leyes derivadas de él. Tierra (sólido), agua (líquido), aire (gas) y fuego (temperatura que motiva las transformaciones de la materia), se conceptúan, en Occidente desde los filósofos presocráticos, como los «puntos cardinales» de la existencia material a la vez que cual modelos de las condiciones de la vida espiritual, en analogía paralela. Por ello, puede Gastón Bachelard (3) decir: «la alegría terrestre es riqueza y pesadez; la acuática es blandura y reposo; la ígnea es deseo y amor; la aérea es libertad y movimiento». Jung ratifica las notas tradicionales:
«de los elementos, dos son activos: fuego y aire-; dos pasivos, tierra y agua». De ahí el carácter masculino y creador de los primeros y el carácter femenino y receptivo de los segundos. La ordenación de los elementos según una jerarquía de importancia o de prioridad ha variado según autores y épocas, influyendo en ello también la inclusión o no inclusión del «quinto elemento», a veces llamado éter, a veces designado abiertamente
como espíritu y quintaesencia, en el sentido de alma de las cosas. Se comprende que la ordenación gradual ha de verificarse desde lo más espiritual a lo más material (creación es involución, o materialización). Situando el quinto elemento en el origen, identificado con el poder demiúrgico, viene luego el viento o el fuego, después el agua y luego la tierra; es decir, del estado ígneo o aéreo deriva el líquido y de éste el sólido. La conexión del quinto elemento, considerado como mero principio vital, con el aire y el fuego es obvia. Schneider d ice: «Puede establecerse la ecuación: sonido igual a aliento, viento, principio de vida, lenguaje y calor (fuego)», y recuerda que, según la tradición hindú, el proceso se produjo como antes dijimos.

Ahora bien, el mismo autor y ya con un criterio primeramente psicológico dice que hay que tener en cuenta la orientación de los elementos, pues, por ejemplo, el fuego orientado hacia la tierra (o hacia el agua) es un elemento erótico, pero orientado hacia el aire es purificación. -Cita los cuatro seres místicos de la mitología china, que expresan la fusión de dos elementos: fénix (fuego y aire), dragón verde (aire y tierra), tortuga (tierra y agua) y
tigre blanco (agua y fuego) (50). Según Bachelard, en la vida psíquica, en la inspiración, en la creación literaria, ninguna imagen puede recibir los cuatro elementos, porque semejante acumulación (y neutralización) sería una contraindicación insoportable. Las verdaderas imágenes, según dicho autor, son unitarias o binarias; pueden soñar con la monotonía de una sustancia y con la conjunción de dos. Por la teoría de las correspondencias los elementos se pueden identificar con las cuatro edades y los puntos cardinales en el plano.


__________________________

Clara

adj. Con mucha luz: una habitación clara.
Evidente, patente: una clara subida de precios.
Transparente, puro, diáfano: unas elecciones claras.
Inteligible: una explicación clara.
Sincero, franco: ha sido muy claro conmigo.
Poco denso, ralo: una salsa clara.
Aplicado a un color, que es más cercano al blanco.
m. Espacio del cielo sin nubes: habrá alternancia de claros y nubes.
Espacio sin árboles en el interior de un bosque.[fj
adv. m. Con claridad: habla claro.
interj. Expresión que se usa para afirmar o dar por cierto algo: _¿quieres café? _¡Claro!
tener algo claro loc. col. Estar seguro de ello: tengo claro que llegará tarde.


(30-08-2018, 22:23 PM)Veleta escribió:  Voyyyyy gracias @gloria

Joyas

En la mayor parte de tradiciones, las joyas significan verdades espirituales; las piedras preciosas que aparecen en las vestiduras de las princesas, los collares, pulseras, como todas las joyas encerradas en estancias escondidas son símbolos del saber superior. En el caso citado, de per­tenencia a doncellas o princesas, manifiesta el símbolo clara conexión con el del ánima junguiana. En los tesoros custodiados por dragones, se alude a las dificultades de la lucha por alcanzar un saber, que no debe concebirse como ciencia en el sentido de la erudición impersonal, sino como suma de experiencias y conocimientos ligados indisolublemente a lo vivencial y evolutivo.

La situación de las joyas en cavernas, alude a la sabiduría alojada en el seno del inconsciente. Otra conexión simbólica interesante, que a veces se ha manifestado de forma mítica, conservándose en form as supersticiosas, es la que liga la joya, como saber concreto, con la serpiente, como energía en movimiento, hacia una finalidad. La leyenda de la «piedra de la serpiente» es el mejor ejemplo de ello. En muchos folklores se encuentrala creencia de que las piedras preciosas habían caído de la cabeza de las
serpientes o de los dragones. De ahí la idea de que el diamante es venenoso y ha estado en las fauces de las serpientes (creencia hindú, helenística y árabe), o de que las piedras preciosas provienen de la cristalización de la baba de las serpientes (creencia generalizada en las culturas primitivas, desde Extremo Oriente a Inglaterra). Estos mitos establecen al grado máximo la proximidad de lo que puede ser pariente o adversario, es decir, el
tesoro guardado y el monstruo guardador. Son una síntesis de los opuestos,que llega casi a identificarlos en una zona psicológica ambigua que establece una corriente de significación homogénea entre valores de situación contrapuesta.

Eliade señala que los emblemas metafísicos, guardados y defendidos por serpientes o dragones, se transforman en objetos concretos que están en la frente, los ojos o la boca de los ofidios. De otro lado, las piedras preciosas integran —sublimado por su perfección y belleza— el simbolismo general de las litofanías. Por ello, dice Gougenot des Mousseaux,
en Dieu et íes Dieux, las piedras han desempeñado siem pre un papel importante. El aerolito, particularmente, por su conexión con la esfera celeste, representa la casa y la vestidura de un dios que desciende a la tierra. Estrellas fugaces se relacionan con los ángeles. Otra tradición da cierto matiz infernal a Las piedras preciosas, en consonancia con el carácter «oscuro» de los saberes que las joyas pudieran presentar. Es evidente que, en este caso, prevalece el sentimiento de aversión a la riqueza material de la piedra
preciosa, sobre o junto a la adm iración por su dureza, color y transparencia.

En este orden de cosas, el barón Guiraud, en La Philosophie de l'histoire, dice que, en el momento de la caída de Lucifer, la luz angélica fue corporeizada bajo la forma luminosa de los astros y de las joyas. También éstashan sido relacionadas con los metales, como «astronom ía subterránea» y, en consecuencia, por la teoría de las correspondencias, con todos los órdenes existentes. Gotas lum inosas de distintos colores, tam bién éstos pueden definir el sentido simbólico de cada piedra preciosa, aunque secundariam ente
y por asociación al simbolismo esencial de la piedra. Los hebreos conocieron el sentido simbólico de las joyas y lo aplicaron a su liturgia. Levi, en Les Mystères du Rational d’Aaron, nos recuerda lo siguiente: «El Racional, compuesto de doce piedras preciosas (meses del año, signos del zodíaco), estaba dispuesto en cuatro líneas de tres piedras cada una, cuya naturaleza y color, de izquierda a derecha y de arriba abajo, eran: sardónice (rojo), esmeralda (verde), topacio (amarillo), rubí (rojo anaranjado), jaspe (verde profundo), zafiro (azul profundo), jacinto (lila), am atista (violeta), ágata (lechoso), crisólito (azul dorado), berilo (azul sombrío) y ónice (rosado). Cada una de estas piedras tenía su aptitud mágica determinada. La ordenación se basaba en el color y la luminosidad, la cual disminuía de arriba abajo, como en la llama, y desde los lados exteriores a la hilera central.

___________________________________

boca

f. Orificio del aparato digestivo de los animales, destinado a la recepción del alimento.
Abertura que sirve de entrada o salida: boca de metro.
Pinza que remata las patas delanteras de los crustáceos.
En diversas herramientas, parte afilada con que se corta o destinada a golpear: boca del cincel.
Gusto o sabor del vino: vino de buena boca.
Órgano de la palabra: no abrió la boca.
Persona o animal a quien se mantiene: tiene que alimentar siete bocas.
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#5

(30-08-2018, 22:53 PM)Gloria_ escribió:  
(30-08-2018, 22:20 PM)Nika escribió:  Hola!!! A ver que toca...

Elementos

La ordenación cuaternaria de los elementos, que en realidad corresponden a los tres estados de la materia más el agente que facilita la modificación a través de los mismos, corresponde al concepto, tantas veces expresado en simbolismo, de la solidez del cuatro y leyes derivadas de él. Tierra (sólido), agua (líquido), aire (gas) y fuego (temperatura que motiva las transformaciones de la materia), se conceptúan, en Occidente desde los filósofos presocráticos, como los «puntos cardinales» de la existencia material a la vez que cual modelos de las condiciones de la vida espiritual, en analogía paralela. Por ello, puede Gastón Bachelard (3) decir: «la alegría terrestre es riqueza y pesadez; la acuática es blandura y reposo; la ígnea es deseo y amor; la aérea es libertad y movimiento». Jung ratifica las notas tradicionales:
«de los elementos, dos son activos: fuego y aire-; dos pasivos, tierra y agua». De ahí el carácter masculino y creador de los primeros y el carácter femenino y receptivo de los segundos. La ordenación de los elementos según una jerarquía de importancia o de prioridad ha variado según autores y épocas, influyendo en ello también la inclusión o no inclusión del «quinto elemento», a veces llamado éter, a veces designado abiertamente
como espíritu y quintaesencia, en el sentido de alma de las cosas. Se comprende que la ordenación gradual ha de verificarse desde lo más espiritual a lo más material (creación es involución, o materialización). Situando el quinto elemento en el origen, identificado con el poder demiúrgico, viene luego el viento o el fuego, después el agua y luego la tierra; es decir, del estado ígneo o aéreo deriva el líquido y de éste el sólido. La conexión del quinto elemento, considerado como mero principio vital, con el aire y el fuego es obvia. Schneider d ice: «Puede establecerse la ecuación: sonido igual a aliento, viento, principio de vida, lenguaje y calor (fuego)», y recuerda que, según la tradición hindú, el proceso se produjo como antes dijimos.

Ahora bien, el mismo autor y ya con un criterio primeramente psicológico dice que hay que tener en cuenta la orientación de los elementos, pues, por ejemplo, el fuego orientado hacia la tierra (o hacia el agua) es un elemento erótico, pero orientado hacia el aire es purificación. -Cita los cuatro seres místicos de la mitología china, que expresan la fusión de dos elementos: fénix (fuego y aire), dragón verde (aire y tierra), tortuga (tierra y agua) y
tigre blanco (agua y fuego) (50). Según Bachelard, en la vida psíquica, en la inspiración, en la creación literaria, ninguna imagen puede recibir los cuatro elementos, porque semejante acumulación (y neutralización) sería una contraindicación insoportable. Las verdaderas imágenes, según dicho autor, son unitarias o binarias; pueden soñar con la monotonía de una sustancia y con la conjunción de dos. Por la teoría de las correspondencias los elementos se pueden identificar con las cuatro edades y los puntos cardinales en el plano.


__________________________

Clara

adj. Con mucha luz: una habitación clara.
Evidente, patente: una clara subida de precios.
Transparente, puro, diáfano: unas elecciones claras.
Inteligible: una explicación clara.
Sincero, franco: ha sido muy claro conmigo.
Poco denso, ralo: una salsa clara.
Aplicado a un color, que es más cercano al blanco.
m. Espacio del cielo sin nubes: habrá alternancia de claros y nubes.
Espacio sin árboles en el interior de un bosque.[fj
adv. m. Con claridad: habla claro.
interj. Expresión que se usa para afirmar o dar por cierto algo: _¿quieres café? _¡Claro!
tener algo claro loc. col. Estar seguro de ello: tengo claro que llegará tarde.


(30-08-2018, 22:23 PM)Veleta escribió:  Voyyyyy gracias @gloria

Joyas

En la mayor parte de tradiciones, las joyas significan verdades espirituales; las piedras preciosas que aparecen en las vestiduras de las princesas, los collares, pulseras, como todas las joyas encerradas en estancias escondidas son símbolos del saber superior. En el caso citado, de per­tenencia a doncellas o princesas, manifiesta el símbolo clara conexión con el del ánima junguiana. En los tesoros custodiados por dragones, se alude a las dificultades de la lucha por alcanzar un saber, que no debe concebirse como ciencia en el sentido de la erudición impersonal, sino como suma de experiencias y conocimientos ligados indisolublemente a lo vivencial y evolutivo.

La situación de las joyas en cavernas, alude a la sabiduría alojada en el seno del inconsciente. Otra conexión simbólica interesante, que a veces se ha manifestado de forma mítica, conservándose en form as supersticiosas, es la que liga la joya, como saber concreto, con la serpiente, como energía en movimiento, hacia una finalidad. La leyenda de la «piedra de la serpiente» es el mejor ejemplo de ello. En muchos folklores se encuentrala creencia de que las piedras preciosas habían caído de la cabeza de las
serpientes o de los dragones. De ahí la idea de que el diamante es venenoso y ha estado en las fauces de las serpientes (creencia hindú, helenística y árabe), o de que las piedras precios
as provienen de la cristalización de la baba de las serpientes (creencia generalizada en las culturas primitivas, desde Extremo Oriente a Inglaterra). Estos mitos establecen al grado máximo la proximidad de lo que puede ser pariente o adversario, es decir, el
tesoro guardado y el monstruo guardador. Son una síntesis de los opuestos,que llega casi a identificarlos en una zona psicológica ambigua que establece una corriente de significación homogénea entre valores de situación contrapuesta.

Eliade señala que los emblemas metafísicos, guardados y defendidos por serpientes o dragones, se transforman en objetos concretos que están en la frente, los ojos o la boca de los ofidios. De otro lado, las piedras preciosas integran —sublimado por su perfección y belleza— el simbolismo general de las litofanías. Por ello, dice Gougenot des Mousseaux,
en Dieu et íes Dieux, las piedras han desempeñado siem pre un papel importante. El aerolito, particularmente, por su conexión con la esfera celeste, representa la casa y la vestidura de un dios que desciende a la tierra. Estrellas fugaces se relacionan con los ángeles. Otra tradición da cierto matiz infernal a Las piedras preciosas, en consonancia con el carácter «oscuro» de los saberes que las joyas pudieran presentar. Es evidente que, en este caso, prevalece el sentimiento de aversión a la riqueza material de la piedra
preciosa, sobre o junto a la adm iración por su dureza, color y transparencia.

En este orden de cosas, el barón Guiraud, en La Philosophie de l'histoire, dice que, en el momento de la caída de Lucifer, la luz angélica fue corporeizada bajo la forma luminosa de los astros y de las joyas. También éstashan sido relacionadas con los metales, como «astronom ía subterránea» y, en consecuencia, por la teoría de las correspondencias, con todos los órdenes existentes. Gotas lum inosas de distintos colores, tam bién éstos pueden definir el sentido simbólico de cada piedra preciosa, aunque secundariam ente
y por asociación al simbolismo esencial de la piedra. Los hebreos conocieron el sentido simbólico de las joyas y lo aplicaron a su liturgia. Levi, en Les Mystères du Rational d’Aaron, nos recuerda lo siguiente: «El Racional, compuesto de doce piedras preciosas (meses del año, signos del zodíaco), estaba dispuesto en cuatro líneas de tres piedras cada una, cuya naturaleza y color, de izquierda a derecha y de arriba abajo, eran: sardónice (rojo), esmeralda (verde), topacio (amarillo), rubí (rojo anaranjado), jaspe (verde profundo), zafiro (azul profundo), jacinto (lila), am atista (violeta), ágata (lechoso), crisólito (azul dorado), berilo (azul sombrío) y ónice (rosado). Cada una de estas piedras tenía su aptitud mágica determinada. La ordenación se basaba en el color y la luminosidad, la cual disminuía de arriba abajo, como en la llama, y desde los lados exteriores a la hilera central.

___________________________________

boca

f. Orificio del aparato digestivo de los animales, destinado a la recepción del alimento.
Abertura que sirve de entrada o salida: boca de metro.
Pinza que remata las patas delanteras de los crustáceos.
En diversas herramientas, parte afilada con que se corta o destinada a golpear: boca del cincel.
Gusto o sabor del vino: vino de buena boca.
Órgano de la palabra: no abrió la boca.
Persona o animal a quien se mantiene: tiene que alimentar siete bocas.

Muchísimas gracias, con la de clara me identifico un montón
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#6

(30-08-2018, 22:53 PM)Gloria_ escribió:  
(30-08-2018, 22:20 PM)Nika escribió:  Hola!!! A ver que toca...

Elementos

La ordenación cuaternaria de los elementos, que en realidad corresponden a los tres estados de la materia más el agente que facilita la modificación a través de los mismos, corresponde al concepto, tantas veces expresado en simbolismo, de la solidez del cuatro y leyes derivadas de él. Tierra (sólido), agua (líquido), aire (gas) y fuego (temperatura que motiva las transformaciones de la materia), se conceptúan, en Occidente desde los filósofos presocráticos, como los «puntos cardinales» de la existencia material a la vez que cual modelos de las condiciones de la vida espiritual, en analogía paralela. Por ello, puede Gastón Bachelard (3) decir: «la alegría terrestre es riqueza y pesadez; la acuática es blandura y reposo; la ígnea es deseo y amor; la aérea es libertad y movimiento». Jung ratifica las notas tradicionales:
«de los elementos, dos son activos: fuego y aire-; dos pasivos, tierra y agua». De ahí el carácter masculino y creador de los primeros y el carácter femenino y receptivo de los segundos. La ordenación de los elementos según una jerarquía de importancia o de prioridad ha variado según autores y épocas, influyendo en ello también la inclusión o no inclusión del «quinto elemento», a veces llamado éter, a veces designado abiertamente
como espíritu y quintaesencia, en el sentido de alma de las cosas. Se comprende que la ordenación gradual ha de verificarse desde lo más espiritual a lo más material (creación es involución, o materialización). Situando el quinto elemento en el origen, identificado con el poder demiúrgico, viene luego el viento o el fuego, después el agua y luego la tierra; es decir, del estado ígneo o aéreo deriva el líquido y de éste el sólido. La conexión del quinto elemento, considerado como mero principio vital, con el aire y el fuego es obvia. Schneider d ice: «Puede establecerse la ecuación: sonido igual a aliento, viento, principio de vida, lenguaje y calor (fuego)», y recuerda que, según la tradición hindú, el proceso se produjo como antes dijimos.

Ahora bien, el mismo autor y ya con un criterio primeramente psicológico dice que hay que tener en cuenta la orientación de los elementos, pues, por ejemplo, el fuego orientado hacia la tierra (o hacia el agua) es un elemento erótico, pero orientado hacia el aire es purificación. -Cita los cuatro seres místicos de la mitología china, que expresan la fusión de dos elementos: fénix (fuego y aire), dragón verde (aire y tierra), tortuga (tierra y agua) y
tigre blanco (agua y fuego) (50). Según Bachelard, en la vida psíquica, en la inspiración, en la creación literaria, ninguna imagen puede recibir los cuatro elementos, porque semejante acumulación (y neutralización) sería una contraindicación insoportable. Las verdaderas imágenes, según dicho autor, son unitarias o binarias; pueden soñar con la monotonía de una sustancia y con la conjunción de dos. Por la teoría de las correspondencias los elementos se pueden identificar con las cuatro edades y los puntos cardinales en el plano.


__________________________

Clara

adj. Con mucha luz: una habitación clara.
Evidente, patente: una clara subida de precios.
Transparente, puro, diáfano: unas elecciones claras.
Inteligible: una explicación clara.
Sincero, franco: ha sido muy claro conmigo.
Poco denso, ralo: una salsa clara.
Aplicado a un color, que es más cercano al blanco.
m. Espacio del cielo sin nubes: habrá alternancia de claros y nubes.
Espacio sin árboles en el interior de un bosque.[fj
adv. m. Con claridad: habla claro.
interj. Expresión que se usa para afirmar o dar por cierto algo: _¿quieres café? _¡Claro!
tener algo claro loc. col. Estar seguro de ello: tengo claro que llegará tarde.


(30-08-2018, 22:23 PM)Veleta escribió:  Voyyyyy gracias @gloria

Joyas

En la mayor parte de tradiciones, las joyas significan verdades espirituales; las piedras preciosas que aparecen en las vestiduras de las princesas, los collares, pulseras, como todas las joyas encerradas en estancias escondidas son símbolos del saber superior. En el caso citado, de per­tenencia a doncellas o princesas, manifiesta el símbolo clara conexión con el del ánima junguiana. En los tesoros custodiados por dragones, se alude a las dificultades de la lucha por alcanzar un saber, que no debe concebirse como ciencia en el sentido de la erudición impersonal, sino como suma de experiencias y conocimientos ligados indisolublemente a lo vivencial y evolutivo.

La situación de las joyas en cavernas, alude a la sabiduría alojada en el seno del inconsciente. Otra conexión simbólica interesante, que a veces se ha manifestado de forma mítica, conservándose en form as supersticiosas, es la que liga la joya, como saber concreto, con la serpiente, como energía en movimiento, hacia una finalidad. La leyenda de la «piedra de la serpiente» es el mejor ejemplo de ello. En muchos folklores se encuentrala creencia de que las piedras preciosas habían caído de la cabeza de las
serpientes o de los dragones. De ahí la idea de que el diamante es venenoso y ha estado en las fauces de las serpientes (creencia hindú, helenística y árabe), o de que las piedras preciosas provienen de la cristalización de la baba de las serpientes (creencia generalizada en las culturas primitivas, desde Extremo Oriente a Inglaterra). Estos mitos establecen al grado máximo la proximidad de lo que puede ser pariente o adversario, es decir, el
tesoro guardado y el monstruo guardador. Son una síntesis de los opuestos,que llega casi a identificarlos en una zona psicológica ambigua que establece una corriente de significación homogénea entre valores de situación contrapuesta.

Eliade señala que los emblemas metafísicos, guardados y defendidos por serpientes o dragones, se transforman en objetos concretos que están en la frente, los ojos o la boca de los ofidios. De otro lado, las piedras preciosas integran —sublimado por su perfección y belleza— el simbolismo general de las litofanías. Por ello, dice Gougenot des Mousseaux,
en Dieu et íes Dieux, las piedras han desempeñado siem pre un papel importante. El aerolito, particularmente, por su conexión con la esfera celeste, representa la casa y la vestidura de un dios que desciende a la tierra. Estrellas fugaces se relacionan con los ángeles. Otra tradición da cierto matiz infernal a Las piedras preciosas, en consonancia con el carácter «oscuro» de los saberes que las joyas pudieran presentar. Es evidente que, en este caso, prevalece el sentimiento de aversión a la riqueza material de la piedra
preciosa, sobre o junto a la adm iración por su dureza, color y transparencia.

En este orden de cosas, el barón Guiraud, en La Philosophie de l'histoire, dice que, en el momento de la caída de Lucifer, la luz angélica fue corporeizada bajo la forma luminosa de los astros y de las joyas. También éstashan sido relacionadas con los metales, como «astronom ía subterránea» y, en consecuencia, por la teoría de las correspondencias, con todos los órdenes existentes. Gotas lum inosas de distintos colores, tam bién éstos pueden definir el sentido simbólico de cada piedra preciosa, aunque secundariam ente
y por asociación al simbolismo esencial de la piedra. Los hebreos conocieron el sentido simbólico de las joyas y lo aplicaron a su liturgia. Levi, en Les Mystères du Rational d’Aaron, nos recuerda lo siguiente: «El Racional, compuesto de doce piedras preciosas (meses del año, signos del zodíaco), estaba dispuesto en cuatro líneas de tres piedras cada una, cuya naturaleza y color, de izquierda a derecha y de arriba abajo, eran: sardónice (rojo), esmeralda (verde), topacio (amarillo), rubí (rojo anaranjado), jaspe (verde profundo), zafiro (azul profundo), jacinto (lila), am atista (violeta), ágata (lechoso), crisólito (azul dorado), berilo (azul sombrío) y ónice (rosado). Cada una de estas piedras tenía su aptitud mágica determinada. La ordenación se basaba en el color y la luminosidad, la cual disminuía de arriba abajo, como en la llama, y desde los lados exteriores a la hilera central.

___________________________________

boca

f. Orificio del aparato digestivo de los animales, destinado a la recepción del alimento.
Abertura que sirve de entrada o salida: boca de metro.
Pinza que remata las patas delanteras de los crustáceos.
En diversas herramientas, parte afilada con que se corta o destinada a golpear: boca del cincel.
Gusto o sabor del vino: vino de buena boca.
Órgano de la palabra: no abrió la boca.
Persona o animal a quien se mantiene: tiene que alimentar siete bocas.

Gracias @gloria
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