Al principio hay miedo. El temor de entrar a un terreno desconocido. El temor a leérselas
a un desconocido; la tensión de que la respuesta no llegue, la angustia a que puedas
equivocarte. La falta de confianza en ti mism@ Eso, hasta que descubras que eres tú y solo tú quien debe comandar las poderosas fuerzas que se están llamando.
-Yo no creo en esas cosas-nos dice alguien. Son supersticiones... un juego, pero tiramelas-las cartas- de todas maneras para entretenerme un rato.
Y entonces sacamos lentamente la baraja de nuestro bolsillo y de súbito empieza a aparecer un silencio tenso, el nerviosismo de esta persona comienza a ser evidente. Se pone colorada y el brillo de su frente empieza a delatar que está sudando. La mano con la que escoge cada carta, parece temblorosa y al formular su pregunta, efectivamente podemos comprobar que su voz tirita.
Aquí hay un punto clave. La tendencia es que los nervios de otro también te pongan nervios@ a ti. No lo permitas, esto no se trata de ti, ni siquiera trata del consultante. Esto se trata de abrir
un canal de comunicación entre lo humano y lo divino; todo el enfoque debe estar en la búsqueda de ayuda. Si no olvidas eso, las cosas comienzan a fluir con naturalidad.
Y de pronto... surge la verdadera magia. La tensión y el nerviosismo hace que la atención –de quien pregunta y de quien lee- sea intensa; que las preguntas sean significativas y que la intención de verdad sea encontrar una respuesta. Al salir La Muerte casi se desmaya, luego al ver la Emperatriz se empieza a relajar... y al aparecer La Rueda ya no sabe que hacer ni que pensar. Tiene miedo que aquello que hizo el Viernes por la noche, se revele. La voz del tarotista lo calma y lo cuida... le da a entender sin decirlo directamente, que todo ocurre por algo y sobre todo que en última instancia... es solo él quien puede determinar su propio destino.
¿Les ha pasado?
Cuando hacemos lecturas para alguien, esa persona se está poniendo en nuestras manos. Por un tiempo, se convierte en un niño a quien tenemos el deber de cuidar y entregarle herramientas que le sirvan en su vida. Aplaudir sus virtudes y ayudarles a corregir sus faltas, prevenirlos de los riesgos pero a su vez recalcarles que el valor que necesitan ya lo tienen dentro de sí. Asistirlos para que alcancen su potencial.... y luego despedirnos afectuosamente agradecidos de haber compartirdo un momento en este eterno misterio que es la vida.
Es precisamente en presencia de ese ambiente 'electrificado' pero bajo control que generan
los nervios bien llevados, que nacen las mejores lecturas
Si alguna vez no sienten, como consultores, ese nerviosismo maravilloso que bajo control nos abre las puertas de la magia real... es tiempo de descansar un tiempo de nuestra querida baraja, o dejar que ella descanse de nosotr@s