LAS MEGAESTRUCTURAS SOCIALES.
Cómo me VEN los demás
Representan mi imagen proyectada en el mundo que me rodea.
Lo que otros creen que yo soy.
Es una suma de las percepciones de terceras personas.
No es real, pero dependemos de ellas.
Al romperlas, se rompe la visión que otros tenían de uno.
Conducen a la libertad final del individuo, cuando ya no depende de nadie
externo.
Megaestructura de Leo
El todopoderoso leo que se adaptó al entorno siendo eficiente, trabajador,
dinámico, activo, influyente, íntegro. Siempre le gustó dirigir proyectos, actividades,
excursiones, fiestas y ceremonias. Es un verdadero líder y su imagen social está formada
por este concepto. Su liderazgo es su bandera y siempre la mostró a pecho descubierto y
con la cabeza bien alta. Su liderazgo ha marcado épocas, tradiciones y hasta culturas. La
luz brilla para todos. A menudo leo brilló para si mismo. Se jactaba de su poder, de su
influencia, de su personalidad. Hacía sentirse de menos a otros aún sin darse cuenta.
Disparaba flechas aún sin saber dónde caerían. Sus acciones eran un tanto incongruentes
vistas a ojos ajenos.
Así, con el paso del tiempo, modeló su personalidad a través de dos vías distintas:
a) Con un excesivo grado de adaptación, casi anulándose, o
b) Mostrando una super identidad, una super megaestructura social de liderazgo,
poder, reconocimiento y prestigio.
En ambos casos, disolver esta megaestructura es “alcanzar el neutro”. Desarrollar
el equilibrio es otro de los grandes objetivos de leo, quien no debe ni anularse, ni
mostrarse orgullosamente superior a los demás. El punto medio es el de sanación de leo,
donde es capaz de ceder su sitio. Al corregirse, también se contempla con defectos y
asume errores. Cuando leo discierne en grupo, se sana, asumiendo sus límites y
colaborando para que otros también desarrollen cualidades. Entonces, comparte su luz y
se muestra verdaderamente generoso con el tiempo y el espacio. Ya no los quiere para si
mismo y es capaz de cederlos a otros. Ya no les considera como inferiores, sino dignos de
recorrer el camino que la divinidad tiene reservado para todos por igual.
Al comprender estas verdades, Leo se dignifica en la luz, abandona las sombras y
se sana. La megaestructura se rompe al reconocer que “otros tienen también su sitio”, ya
sean dignos o no, ya estén en la luz o en la oscuridad, ya sean capaces de reflexionar con
discernimiento o aún desde la ignorancia. Desarrollar una gran ACEPTACIÓN y abandonar
los prejuicios, es lo que da verdadera luz a estos nativos, que pasaron mucho tiempo
negando a los demás, para así resaltar más ellos mismos.
Cuando se dan cuenta y se hacen conscientes, entonces ya no les interesa
participar tanto de la sociedad como individuos sino, en todo caso, como dirigentes
sociales, que aglutinen intereses comunes y que beneficien a todos por igual. Dejan de ser
selectivos y abandonan creencias y obligaciones, que tan sólo iban en su propio beneficio.
Leo se sana al compartir y disuelve esta megaestructura al reconocer que todos
somos iguales ante Dios; que no hay que estar por debajo ni por encima. Abandona así la
creencia de tener un objetivo privilegiado y por el que siempre tanto luchó. Ahora
comparte en grupo y es realmente feliz. Entonces Leo está verdaderamente satisfecho y
goza de la verdad Divina, sin usarla para sí, sino para todos.
Megaestructura de Virgo
Virgo se solidifica a sí mismo; se encuentra fuerte y asentado en sus propias
verdades. Las eleva al grado más alto que conoce y coloca su opinión en un altar, donde
casi nadie llega. Como su análisis de la realidad lo considera muy elevado, preciso y
correcto, procura evitar que nadie le cuestione dichas opiniones. Lo que el nativo
considera de su vida y de su entorno es siempre perfecto, preciso, concreto, correcto y
lógico.
Todo lo que salga de sus cánones, prejuicios y procedimientos establecidos, suele
ser para él un problema y por lo tanto lo niega o lo rechaza rápidamente. Virgo no sabe
cuestionarse a sí mismo y ello lo aprenderá, o no, con el tiempo.
Sus cuestiones cotidianas son las formas, los métodos, los tiempos. Todo ello con
un rigor de “lo establecido”. Su adaptación al entorno social lo hizo con precisión
milimétrica. Se considera totalmente integrado en su medio entorno, aceptado por las
capacidades que tiene; adorado incluso por su fidelidad, su puntualidad o su precisión para
organizar un evento o una cena.
Virgo también es solidario con los demás, aunque siempre lo haga desde sus propias
perspectivas. Adora esa puntualidad, porque ello le hace sentirse seguro. Trata de evitar
la crítica de los demás de cualquier manera y forma, siendo para ello especialmente
preciso, pulcro, ordenado. Le disgusta mucho que le rechacen, le separen, le abandonen o
le disgreguen del grupo. Necesita ser integrado y para ello hará casi cualquier cosa. La
desintegración de estos nativos se produce precisamente con la separación, el abandono o
la pérdida. Puede ser de un familiar o de un amigo; siempre asociado a personas cercanas.
Virgo entra en crisis cuando no puede controlar los acontecimientos que suceden a su
alrededor. Se le escapan. No pudo preverlos. No alcanzó a ser suficientemente precavido
para tal circunstancia. No estaba preparado. Le pilló de sorpresa.
La megaestructura social que creó está basada en la aceptación que los demás
tienen sobre el nativo por ser útil, perfecto, cercano, dispuesto, servicial, disponible; por
todo ello es valorado y así entra en el círculo social de amistades; por su eficacia, por su
servicio, por su entrega.
A menudo, ello hace que el nativo desarrolle modelos de comportamiento que llegan
a agotarle, a cansarle física y mentalmente, a ocupar todo su tiempo en labores que son
más obligaciones que libres elecciones.
El cansancio y agotamiento físico y mental es uno de los principales indicadores de
cómo esta megaestructura está consumiendo los recursos del nativo. Se adaptó tanto a
realizar funciones y asumió tantas responsabilidades, que se perdió de si mismo. Se olvidó
de crear espacios para él y su pareja. Ya no recuerda la última vez que disfrutó
plenamente. Se volvió reacio a darse pequeños placeres. Ahora prefiere seguir cumpliendo
con sus obligaciones, sus ritmos, sus deberes cotidianos, sus programaciones diarias. No
puede parar de hacer todo ello, aunque sea totalmente repetitivo y cansino.
Parar significaría dejar de hacer lo que siempre hizo, lo que siempre repitió y el
nativo no suele planteárselo porque “no sabría hacer otra cosa”. Todo lo que llenaba su día
a día podría entonces estar sujeto a cuestionamiento. Normalmente, el nativo no está
dispuesto. Se sana cuando empieza a elegir conscientemente qué actividades quiere
seguir repitiendo y cuáles no. Cuáles le aportan satisfacción y cuáles las puede clasificar
cómo una obligación. Aplicando este sencillo discernimiento el nativo debiera darse cuenta
de todo lo que aún hace como una respuesta heredada, como un condicionamiento antiguo,
pero que ahora tan sólo le quita libertad.
La gestión del espacio y del tiempo se vuelven determinantes para disolver esta
coraza. Es recomendable parar definitivamente durante un tiempo y volver a planificar
una nueva vida, basada en disponer de más tiempo, menos responsabilidades y más
posibilidad de disfrutar de los más cercanos, y por supuesto de uno mismo.
Megaestructura de Libra
Libra se presenta dual por naturaleza, siempre tiene dos caras; dos formas de ser.
Dos maneras por ello de presentarse socialmente, de involucrarse con su entorno.
Su adaptación con su medio entorno social ha sido desarrollado desde su más
tierna infancia a veces de manera activa, otras de manera pasiva, no haciendo nada,. El
nativo aprendió a ver siempre dos caras de la moneda, un medio entorno dividido. Dos
modelos de comportamiento muy diferentes en los padres. Aceptó prematuramente que
los polos opuestos existen. Por ello, es muy capaz de desplazarse de un modelo mental a
otro, sin que ello suponga un compromiso para su integridad. Su adaptación también
significa ceder espacio. En ese movimiento de platillo a platillo de la balanza, libra se
expresa en una versión de si mismo dual, adaptativa, aceptando tanto el negro como el
blanco, incluso toda la gama de grises que hay en medio.
Así, de esta manera, no entra en conflicto con nadie. Es imposible. Todas las
versiones son factibles. Todas las respuestas son aceptables y, en el caso de que no sepa
cuál es la adecuada, simplemente usará su pasividad; no se inmiscuye en nada ni con nadie.
Libra se vuelve un autodidacta de cómo adaptarse socialmente a través de no
hacer nada En su otro modelo mental, acepta cualquier posibilidad como real, cierta,
palpable, factible, posible. De esta forma, es aceptado por cualquier persona de su
entorno. Es visto por lo demás como una persona gratificante, abierta, generosa en los
tiempos, que cede de sí mismo para estar con los demás, que no rechaza a nadie, gustoso
de la belleza y de las relaciones humanas. Por ello, el nativo de libra es fácilmente
integrado por los demás, especialmente porque no genera conflictos. No suele juzgar ni
criticar a nadie.
Su megaestructura social es muy amplia: aborda múltiples formas de ser, multitud
de tipos de personalidades distintas, diferentes grados sociales, diferentes colores
políticos. Todos ellos contemplan al nativo de libra como un posible colaborador, alguien
amable y con quien se está a gusto con él cerca; rara vez entrará en conflicto o discusión,
pues evita ser problemático para nadie.
Todo ello genera la megaestructura de libra. Una vez formada, su disolución es
complicada y compleja. Libra suele autoengañarse profundamente respecto a lo más
importante: su “capacidad de decidir”. Esta se encuentra normalmente anulada, separada
o disgregada de su centro. Su voluntad se encuentra alejada de su intención original.
Incluso ésta última ha podido desaparecer. El nativo es una suma de compromisos sociales
que desarrolló durante mucho tiempo.
No irá contra nada ni contra nadie, aunque ello signifique ir contra sí mismo.
Como un perfecto anfitrión y colaborador que es, Libra no cuestionará a nadie y
rara vez se cuestiona a si mismo. Si su cambio personal significa desestabilizarse en su
mundo social, el nativo suele renunciar a ello. El proceso de sanación pasa por una etapa de
“rebelión” que libra no suele aceptar, ni elegir.
Se identificará en su grado de luz en función de la libertad de elección que
demuestre. Si realmente es libre para decidir, es que habrá disuelto una parte de esta
megaestructura. Si se autoengaña a si mismo diciendo que todo da igual, que le da lo
mismo, que no prefiere ni una ni otra opción, suele ser indicativo que esta megaestructura
está solidamente asentada y que no se desea renunciar a ella.
Las palabras claves para la sanación serían:
a) Compromiso con su propia realidad
b) Proceso de decisión ajeno al mundo social, independiente de lo que otros opinen,
hagan o digan.
Adicionalmente, suele estar pendiente un fuerte proceso de independización
personal, ya que el nativo suele estar muy pendiente de las opiniones que sobre él
desarrollan los demás.
Megaestructura de Escorpión
Decíamos que escorpión es ágil y rápido en la evaluación de las situaciones; es
profundo en la percatación que tiene de los demás. Su megaestructura se desarrolló en
base a la aplicación de la FORTALEZA. Escorpión se hizo duro en su infancia y juventud.
Desarrolló estrategias de supervivencia a base de duras experiencias. Tuvo que sacar su
valor y coraje para defender al más débil y/o defenderse a sí mismo. Experimentó en la
primera parte de su vida fuertes luchas, dolorosas emociones, a veces incluso duros
enfrentamientos o pérdidas traumáticas.
La evolución de estos nativos siempre es muy intensa y, a la vez, las lecciones que
reciben de su entorno llevan un grado de pragmatismo muy duro. Un día decidieron ver la
realidad por si mismos y ello conlleva este tipo de experiencias. Necesitan encontrarse
con su identidad. Sus decisiones siempre suelen ser conflictivas para ellos mismos y para
los demás.
La megaestructura social está fundamentada en el poder del individuo. Es
aceptado socialmente por lo “significativo” que es, por su apariencia, por su intensidad,
por su grado de evolución, por su manera de atreverse con proyectos inusuales. A menudo,
es también rechazado con la misma intensidad, lo cual durante un tiempo molesta mucho a
estos nativos. Un día, alcanzan a comprender la importancia de desapegarse del juicio de
otros y comprenden que eran espejos de sus propios juicios internos y del nivel de luchas
que mantenía con su entorno.
El nativo permanecerá en conflictos gran parte de su vida, esforzándose en
demostrar su poder. De esta manera, independientemente de si es altamente aceptado o
fuertemente rechazado, ello da igual, escorpión se considerará integrado socialmente, en
grupo.
El proceso de sanación se desarrolla cuando:
a) El nativo se desapega del ejercicio del poder.
b) Aquél poder del que dispone, lo emplea en su propia transformación personal
Entonces, ya no aparenta ante los demás un alto grado de esfuerzo, de liderazgo y
de representatividad. A continuación, los demás pueden juzgarle o rechazarle duramente,
porque ya no es útil, ya no es válido o ya no representa los valores de fuerza que otros
necesitaban de él. El nativo puede aparentar debilidad o falta de interés hacia su entorno.
Ello es aún más duramente juzgado por el ámbito social. Muchos grados de “interés
mutuo” han de ser rotos para disolver esta megaestructura. Existían muchos conflictos
de intereses entre las partes y poca claridad en el transcurso de los acontecimientos.
Existían enfrentamientos continuos y se vivía en ellos.
Ahora, una vez resuelta esta megaestructura, todo es más fácil y sencillo; se usa
menos energía y los resultados son más eficientes; se emplean menos recursos para
obtener casi los mismos resultados. El nativo se conforma con menos porque además sabe
que es de mejor calidad. Abandonó, disolvió, gran parte de la energía que utilizaba al
reconocer que se estaba derrochando.
El “uso eficiente de la energía personal” es el verdadero valor de escorpión,
usándola para su propia transformación interior. Ello le dará un nuevo poder en el mundo y
un nuevo posicionamiento, un nuevo lugar.
Cómo me VEN los demás
Representan mi imagen proyectada en el mundo que me rodea.
Lo que otros creen que yo soy.
Es una suma de las percepciones de terceras personas.
No es real, pero dependemos de ellas.
Al romperlas, se rompe la visión que otros tenían de uno.
Conducen a la libertad final del individuo, cuando ya no depende de nadie
externo.
Megaestructura de Leo
El todopoderoso leo que se adaptó al entorno siendo eficiente, trabajador,
dinámico, activo, influyente, íntegro. Siempre le gustó dirigir proyectos, actividades,
excursiones, fiestas y ceremonias. Es un verdadero líder y su imagen social está formada
por este concepto. Su liderazgo es su bandera y siempre la mostró a pecho descubierto y
con la cabeza bien alta. Su liderazgo ha marcado épocas, tradiciones y hasta culturas. La
luz brilla para todos. A menudo leo brilló para si mismo. Se jactaba de su poder, de su
influencia, de su personalidad. Hacía sentirse de menos a otros aún sin darse cuenta.
Disparaba flechas aún sin saber dónde caerían. Sus acciones eran un tanto incongruentes
vistas a ojos ajenos.
Así, con el paso del tiempo, modeló su personalidad a través de dos vías distintas:
a) Con un excesivo grado de adaptación, casi anulándose, o
b) Mostrando una super identidad, una super megaestructura social de liderazgo,
poder, reconocimiento y prestigio.
En ambos casos, disolver esta megaestructura es “alcanzar el neutro”. Desarrollar
el equilibrio es otro de los grandes objetivos de leo, quien no debe ni anularse, ni
mostrarse orgullosamente superior a los demás. El punto medio es el de sanación de leo,
donde es capaz de ceder su sitio. Al corregirse, también se contempla con defectos y
asume errores. Cuando leo discierne en grupo, se sana, asumiendo sus límites y
colaborando para que otros también desarrollen cualidades. Entonces, comparte su luz y
se muestra verdaderamente generoso con el tiempo y el espacio. Ya no los quiere para si
mismo y es capaz de cederlos a otros. Ya no les considera como inferiores, sino dignos de
recorrer el camino que la divinidad tiene reservado para todos por igual.
Al comprender estas verdades, Leo se dignifica en la luz, abandona las sombras y
se sana. La megaestructura se rompe al reconocer que “otros tienen también su sitio”, ya
sean dignos o no, ya estén en la luz o en la oscuridad, ya sean capaces de reflexionar con
discernimiento o aún desde la ignorancia. Desarrollar una gran ACEPTACIÓN y abandonar
los prejuicios, es lo que da verdadera luz a estos nativos, que pasaron mucho tiempo
negando a los demás, para así resaltar más ellos mismos.
Cuando se dan cuenta y se hacen conscientes, entonces ya no les interesa
participar tanto de la sociedad como individuos sino, en todo caso, como dirigentes
sociales, que aglutinen intereses comunes y que beneficien a todos por igual. Dejan de ser
selectivos y abandonan creencias y obligaciones, que tan sólo iban en su propio beneficio.
Leo se sana al compartir y disuelve esta megaestructura al reconocer que todos
somos iguales ante Dios; que no hay que estar por debajo ni por encima. Abandona así la
creencia de tener un objetivo privilegiado y por el que siempre tanto luchó. Ahora
comparte en grupo y es realmente feliz. Entonces Leo está verdaderamente satisfecho y
goza de la verdad Divina, sin usarla para sí, sino para todos.
Megaestructura de Virgo
Virgo se solidifica a sí mismo; se encuentra fuerte y asentado en sus propias
verdades. Las eleva al grado más alto que conoce y coloca su opinión en un altar, donde
casi nadie llega. Como su análisis de la realidad lo considera muy elevado, preciso y
correcto, procura evitar que nadie le cuestione dichas opiniones. Lo que el nativo
considera de su vida y de su entorno es siempre perfecto, preciso, concreto, correcto y
lógico.
Todo lo que salga de sus cánones, prejuicios y procedimientos establecidos, suele
ser para él un problema y por lo tanto lo niega o lo rechaza rápidamente. Virgo no sabe
cuestionarse a sí mismo y ello lo aprenderá, o no, con el tiempo.
Sus cuestiones cotidianas son las formas, los métodos, los tiempos. Todo ello con
un rigor de “lo establecido”. Su adaptación al entorno social lo hizo con precisión
milimétrica. Se considera totalmente integrado en su medio entorno, aceptado por las
capacidades que tiene; adorado incluso por su fidelidad, su puntualidad o su precisión para
organizar un evento o una cena.
Virgo también es solidario con los demás, aunque siempre lo haga desde sus propias
perspectivas. Adora esa puntualidad, porque ello le hace sentirse seguro. Trata de evitar
la crítica de los demás de cualquier manera y forma, siendo para ello especialmente
preciso, pulcro, ordenado. Le disgusta mucho que le rechacen, le separen, le abandonen o
le disgreguen del grupo. Necesita ser integrado y para ello hará casi cualquier cosa. La
desintegración de estos nativos se produce precisamente con la separación, el abandono o
la pérdida. Puede ser de un familiar o de un amigo; siempre asociado a personas cercanas.
Virgo entra en crisis cuando no puede controlar los acontecimientos que suceden a su
alrededor. Se le escapan. No pudo preverlos. No alcanzó a ser suficientemente precavido
para tal circunstancia. No estaba preparado. Le pilló de sorpresa.
La megaestructura social que creó está basada en la aceptación que los demás
tienen sobre el nativo por ser útil, perfecto, cercano, dispuesto, servicial, disponible; por
todo ello es valorado y así entra en el círculo social de amistades; por su eficacia, por su
servicio, por su entrega.
A menudo, ello hace que el nativo desarrolle modelos de comportamiento que llegan
a agotarle, a cansarle física y mentalmente, a ocupar todo su tiempo en labores que son
más obligaciones que libres elecciones.
El cansancio y agotamiento físico y mental es uno de los principales indicadores de
cómo esta megaestructura está consumiendo los recursos del nativo. Se adaptó tanto a
realizar funciones y asumió tantas responsabilidades, que se perdió de si mismo. Se olvidó
de crear espacios para él y su pareja. Ya no recuerda la última vez que disfrutó
plenamente. Se volvió reacio a darse pequeños placeres. Ahora prefiere seguir cumpliendo
con sus obligaciones, sus ritmos, sus deberes cotidianos, sus programaciones diarias. No
puede parar de hacer todo ello, aunque sea totalmente repetitivo y cansino.
Parar significaría dejar de hacer lo que siempre hizo, lo que siempre repitió y el
nativo no suele planteárselo porque “no sabría hacer otra cosa”. Todo lo que llenaba su día
a día podría entonces estar sujeto a cuestionamiento. Normalmente, el nativo no está
dispuesto. Se sana cuando empieza a elegir conscientemente qué actividades quiere
seguir repitiendo y cuáles no. Cuáles le aportan satisfacción y cuáles las puede clasificar
cómo una obligación. Aplicando este sencillo discernimiento el nativo debiera darse cuenta
de todo lo que aún hace como una respuesta heredada, como un condicionamiento antiguo,
pero que ahora tan sólo le quita libertad.
La gestión del espacio y del tiempo se vuelven determinantes para disolver esta
coraza. Es recomendable parar definitivamente durante un tiempo y volver a planificar
una nueva vida, basada en disponer de más tiempo, menos responsabilidades y más
posibilidad de disfrutar de los más cercanos, y por supuesto de uno mismo.
Megaestructura de Libra
Libra se presenta dual por naturaleza, siempre tiene dos caras; dos formas de ser.
Dos maneras por ello de presentarse socialmente, de involucrarse con su entorno.
Su adaptación con su medio entorno social ha sido desarrollado desde su más
tierna infancia a veces de manera activa, otras de manera pasiva, no haciendo nada,. El
nativo aprendió a ver siempre dos caras de la moneda, un medio entorno dividido. Dos
modelos de comportamiento muy diferentes en los padres. Aceptó prematuramente que
los polos opuestos existen. Por ello, es muy capaz de desplazarse de un modelo mental a
otro, sin que ello suponga un compromiso para su integridad. Su adaptación también
significa ceder espacio. En ese movimiento de platillo a platillo de la balanza, libra se
expresa en una versión de si mismo dual, adaptativa, aceptando tanto el negro como el
blanco, incluso toda la gama de grises que hay en medio.
Así, de esta manera, no entra en conflicto con nadie. Es imposible. Todas las
versiones son factibles. Todas las respuestas son aceptables y, en el caso de que no sepa
cuál es la adecuada, simplemente usará su pasividad; no se inmiscuye en nada ni con nadie.
Libra se vuelve un autodidacta de cómo adaptarse socialmente a través de no
hacer nada En su otro modelo mental, acepta cualquier posibilidad como real, cierta,
palpable, factible, posible. De esta forma, es aceptado por cualquier persona de su
entorno. Es visto por lo demás como una persona gratificante, abierta, generosa en los
tiempos, que cede de sí mismo para estar con los demás, que no rechaza a nadie, gustoso
de la belleza y de las relaciones humanas. Por ello, el nativo de libra es fácilmente
integrado por los demás, especialmente porque no genera conflictos. No suele juzgar ni
criticar a nadie.
Su megaestructura social es muy amplia: aborda múltiples formas de ser, multitud
de tipos de personalidades distintas, diferentes grados sociales, diferentes colores
políticos. Todos ellos contemplan al nativo de libra como un posible colaborador, alguien
amable y con quien se está a gusto con él cerca; rara vez entrará en conflicto o discusión,
pues evita ser problemático para nadie.
Todo ello genera la megaestructura de libra. Una vez formada, su disolución es
complicada y compleja. Libra suele autoengañarse profundamente respecto a lo más
importante: su “capacidad de decidir”. Esta se encuentra normalmente anulada, separada
o disgregada de su centro. Su voluntad se encuentra alejada de su intención original.
Incluso ésta última ha podido desaparecer. El nativo es una suma de compromisos sociales
que desarrolló durante mucho tiempo.
No irá contra nada ni contra nadie, aunque ello signifique ir contra sí mismo.
Como un perfecto anfitrión y colaborador que es, Libra no cuestionará a nadie y
rara vez se cuestiona a si mismo. Si su cambio personal significa desestabilizarse en su
mundo social, el nativo suele renunciar a ello. El proceso de sanación pasa por una etapa de
“rebelión” que libra no suele aceptar, ni elegir.
Se identificará en su grado de luz en función de la libertad de elección que
demuestre. Si realmente es libre para decidir, es que habrá disuelto una parte de esta
megaestructura. Si se autoengaña a si mismo diciendo que todo da igual, que le da lo
mismo, que no prefiere ni una ni otra opción, suele ser indicativo que esta megaestructura
está solidamente asentada y que no se desea renunciar a ella.
Las palabras claves para la sanación serían:
a) Compromiso con su propia realidad
b) Proceso de decisión ajeno al mundo social, independiente de lo que otros opinen,
hagan o digan.
Adicionalmente, suele estar pendiente un fuerte proceso de independización
personal, ya que el nativo suele estar muy pendiente de las opiniones que sobre él
desarrollan los demás.
Megaestructura de Escorpión
Decíamos que escorpión es ágil y rápido en la evaluación de las situaciones; es
profundo en la percatación que tiene de los demás. Su megaestructura se desarrolló en
base a la aplicación de la FORTALEZA. Escorpión se hizo duro en su infancia y juventud.
Desarrolló estrategias de supervivencia a base de duras experiencias. Tuvo que sacar su
valor y coraje para defender al más débil y/o defenderse a sí mismo. Experimentó en la
primera parte de su vida fuertes luchas, dolorosas emociones, a veces incluso duros
enfrentamientos o pérdidas traumáticas.
La evolución de estos nativos siempre es muy intensa y, a la vez, las lecciones que
reciben de su entorno llevan un grado de pragmatismo muy duro. Un día decidieron ver la
realidad por si mismos y ello conlleva este tipo de experiencias. Necesitan encontrarse
con su identidad. Sus decisiones siempre suelen ser conflictivas para ellos mismos y para
los demás.
La megaestructura social está fundamentada en el poder del individuo. Es
aceptado socialmente por lo “significativo” que es, por su apariencia, por su intensidad,
por su grado de evolución, por su manera de atreverse con proyectos inusuales. A menudo,
es también rechazado con la misma intensidad, lo cual durante un tiempo molesta mucho a
estos nativos. Un día, alcanzan a comprender la importancia de desapegarse del juicio de
otros y comprenden que eran espejos de sus propios juicios internos y del nivel de luchas
que mantenía con su entorno.
El nativo permanecerá en conflictos gran parte de su vida, esforzándose en
demostrar su poder. De esta manera, independientemente de si es altamente aceptado o
fuertemente rechazado, ello da igual, escorpión se considerará integrado socialmente, en
grupo.
El proceso de sanación se desarrolla cuando:
a) El nativo se desapega del ejercicio del poder.
b) Aquél poder del que dispone, lo emplea en su propia transformación personal
Entonces, ya no aparenta ante los demás un alto grado de esfuerzo, de liderazgo y
de representatividad. A continuación, los demás pueden juzgarle o rechazarle duramente,
porque ya no es útil, ya no es válido o ya no representa los valores de fuerza que otros
necesitaban de él. El nativo puede aparentar debilidad o falta de interés hacia su entorno.
Ello es aún más duramente juzgado por el ámbito social. Muchos grados de “interés
mutuo” han de ser rotos para disolver esta megaestructura. Existían muchos conflictos
de intereses entre las partes y poca claridad en el transcurso de los acontecimientos.
Existían enfrentamientos continuos y se vivía en ellos.
Ahora, una vez resuelta esta megaestructura, todo es más fácil y sencillo; se usa
menos energía y los resultados son más eficientes; se emplean menos recursos para
obtener casi los mismos resultados. El nativo se conforma con menos porque además sabe
que es de mejor calidad. Abandonó, disolvió, gran parte de la energía que utilizaba al
reconocer que se estaba derrochando.
El “uso eficiente de la energía personal” es el verdadero valor de escorpión,
usándola para su propia transformación interior. Ello le dará un nuevo poder en el mundo y
un nuevo posicionamiento, un nuevo lugar.