Sea una situación referente a relaciones afectivas o familiares, a trabajo, a salud, etc. hay 4 preguntas especialmente útiles que puedo hacer al tarot.
1. ¿cuál es mi actitud consciente ante esta situación?
2. ¿cuál es mi actitud inconsciente ante esta situación?
3. ¿cuál es la actitud que me aconseja el tarot adoptar ante esta situación?
4. ¿que he de aprender de esta situación?
La pregunta 1. me ayuda a tomar clara consciencia de la postura más evidente que estoy adoptando ante la situación.
La pregunta 2. me ayuda a enfocar aspectos ocultos que puedo no estar viendo, o quizás no quiero ver, en cuanto a mi actitud.
La pregunta 3. es el consejo que me da el tarot respecto a la mejor postura que puedo adoptar, me ayuda a ver un camino de acción que quizás ya estaba dentro de las opciones que estaba contemplando, o quizás resulta una vía nueva para responder a la situación.
La pregunta 4. apunta al aprendizaje principal que contiene para mí esta situación.
Es interesante sacar una carta para la pregunta 1. Luego reintegrarla en el mazo, barajar, y sacar una carta para la pregunta 2. y así sucesivamente. Para dar la posibilidad de que la misma carta se repita en más de una pregunta. Puede que mi actitud consciente e inconsciente coincidan, puede que la actitud que me aconseja el tarot y el aprendizaje que contiene la situación sean lo mismo, etc.
Las 4 preguntas se inscriben dentro de una concepción del tarot como guía para una vida entendida como camino de aprendizaje constante, donde hay una parte de nosotros mismos que "sabe" (Conciencia, Ser superior, Alma, Sí mismo, etc...) y una parte de nosotros mismos que experimenta, busca, aprende (yo, ego...) en el camino de cada vez expresar más en su vida cotidiana los valores del Alma. El tarot funciona como un lenguaje, como una vía de comunicación para poner en relación a nuestro yo terrenal con nuestra Alma celeste, para poder acceder a una sabiduría más profunda que reside en nosotros pero que no es directamente accesible.
Dentro de este aprendizaje el foco está siempre en tomar más y más consciencia de qué papel juego yo dentro de cada situación, qué pienso, qué siento, qué necesito, qué deseo realmente, qué hago al respecto, si aquello que exijo a los demás acaso yo lo doy, etc..... Asumiendo antes que nada mi responsabilidad (yo me hago cargo de mi respuesta) en cada situación que me toca vivir. (también en cada pensamiento, en cada sentimiento, en cada deseo o necesidad) No tenemos la libertad de elegir las situaciones (pensamientos, emociones, deseos...) que la vida nos presenta pero tenemos la libertad de elegir nuestra respuesta a cada uno de ellos.
1. ¿cuál es mi actitud consciente ante esta situación?
2. ¿cuál es mi actitud inconsciente ante esta situación?
3. ¿cuál es la actitud que me aconseja el tarot adoptar ante esta situación?
4. ¿que he de aprender de esta situación?
La pregunta 1. me ayuda a tomar clara consciencia de la postura más evidente que estoy adoptando ante la situación.
La pregunta 2. me ayuda a enfocar aspectos ocultos que puedo no estar viendo, o quizás no quiero ver, en cuanto a mi actitud.
La pregunta 3. es el consejo que me da el tarot respecto a la mejor postura que puedo adoptar, me ayuda a ver un camino de acción que quizás ya estaba dentro de las opciones que estaba contemplando, o quizás resulta una vía nueva para responder a la situación.
La pregunta 4. apunta al aprendizaje principal que contiene para mí esta situación.
Es interesante sacar una carta para la pregunta 1. Luego reintegrarla en el mazo, barajar, y sacar una carta para la pregunta 2. y así sucesivamente. Para dar la posibilidad de que la misma carta se repita en más de una pregunta. Puede que mi actitud consciente e inconsciente coincidan, puede que la actitud que me aconseja el tarot y el aprendizaje que contiene la situación sean lo mismo, etc.
Las 4 preguntas se inscriben dentro de una concepción del tarot como guía para una vida entendida como camino de aprendizaje constante, donde hay una parte de nosotros mismos que "sabe" (Conciencia, Ser superior, Alma, Sí mismo, etc...) y una parte de nosotros mismos que experimenta, busca, aprende (yo, ego...) en el camino de cada vez expresar más en su vida cotidiana los valores del Alma. El tarot funciona como un lenguaje, como una vía de comunicación para poner en relación a nuestro yo terrenal con nuestra Alma celeste, para poder acceder a una sabiduría más profunda que reside en nosotros pero que no es directamente accesible.
Dentro de este aprendizaje el foco está siempre en tomar más y más consciencia de qué papel juego yo dentro de cada situación, qué pienso, qué siento, qué necesito, qué deseo realmente, qué hago al respecto, si aquello que exijo a los demás acaso yo lo doy, etc..... Asumiendo antes que nada mi responsabilidad (yo me hago cargo de mi respuesta) en cada situación que me toca vivir. (también en cada pensamiento, en cada sentimiento, en cada deseo o necesidad) No tenemos la libertad de elegir las situaciones (pensamientos, emociones, deseos...) que la vida nos presenta pero tenemos la libertad de elegir nuestra respuesta a cada uno de ellos.