(28-01-2021, 18:05 PM)Porunn escribió: Hoy me he comprado un tapete precioso y un saquito para meter la baraja y se lo he enseñado a mi madre y ha puesto una cara de asco que pa qué, lo cual me decepciona porque ella siempre ha sido muy espiritual, y lo oculto y estos temas me gustan por ella. Al parecer no le hace gracia que yo sea aficionada a esto.
Qué os comentan a vosotr@s en casa? Lo saben?
Porunn, la cuestión sería, ¿qué importa? Si es algo que a ti te gusta y quieres hacer, pues los demás están en su derecho de que les parezca lo que quiera, siempre desde la educación, y a ti lo que te tiene que importar es lo que a ti te parece. Mi padre odia todo esto, cartas, astrología, por odiar odia hasta a Dios (que no sé cómo se puede odiar algo que se piensa que no existe ja, ja, ja), es un odiador profesional, me parece, yo he aguantado (y digo aguantar porque las he tenido que escuchar, no porque haya permanecido pasiva) no sólo por parte de él sino de otros, críticas, burlas, etc., y me la trajo al pairo, honestamente. ¿Sabes lo que he conseguido tras muchos años siguiendo mi camino? Respeto, que es lo mínimo que pido. Incluso el otro día mi padre vino para ver el último tarot que me había comprado, para alucinar quien lo conozca. Yo estoy muy orgullosa de lo que hago porque si no fuera así no lo haría, así que no me escondo de nadie ni de nada, todo el mundo lo sabía cuando empecé, incluso en mi trabajo, y todo el mundo lo sabe ahora y cada uno que piense lo que quiera, que es libre al igual que yo.
¿Una pequeña anécdota? Seguro que en alguna ocasión lo he contado pero como para ponerme a buscar para copiar y pegar. Muchos años atrás cuando empezaba le hice una lectura a un hombre de mi familia que se burló de mí y de mis cartas de una manera ciertamente despectiva, muy maleducado, le hubiera dado dos bofetones, pero le hice su lectura, que sólo quiso que se la hiciera para reírse de mí, esa es la verdad. Llevaba trabajando, mucho, mucho tiempo en una empresa, era fijo creo recordar, y le dije que iba a perder el trabajo, que lo iban a despedir, siguió riéndose. Poco tiempo después estaba en la calle. No es que tengamos mucho contacto, pero que yo recuerde jamás me ha vuelto a decir nada sobre las cartas, ni para bien ni para mal.