Pensamientos, frases y cuentos cortos

- ALGUNAS FRASES SUELTAS -
 
-"La sabiduría no se alcanza por la iluminación, sino por la experiencia."

                               - Anónimo -

- "Si tú estás con Dios, Dios estará contigo. Si tú no estás con Dios, Dios seguirá estando contigo."

                                   - La Biblia -

-"Si Dios hubiera querido que este mundo fuera un valle de lágrimas, los árboles en vez de hojas darían pañuelos."

                                 - Anónimo -

- " Yo soy el cocinero de mi vida; ahora sólo me falta aprender a cocinarla."

                                 - padreosorio -
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La casa de los huéspedes
El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana un nuevo recién llegado.
Una alegría, una tristeza, una maldad,
cierta conciencia momentánea llega
como un visitante inesperado.

¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Incluso si fueran una muchedumbre de lamentos,
que vacían tu casa con violencia
aún así, trata a cada huésped con honor,
puede estar creándote el espacio
para un nuevo deleite

Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia,
recíbelos en la puerta riendo
e invítalos a entrar.
Sé agradecido con quien quiera que venga
porque cada uno ha sido enviado
como un guía del más allá.
— Rumi.
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"Nunca te olvides que eres un ser espiritual que está viviendo una experiencia humana.
Cada vez que decidimos encarnarnos sabemos que perderemos de vista lo que realmente somos.
Por eso conviene que, de vez en cuando, te repitas que si estás en esta Tierra es porque algo importante para ti tienes que hacer en ella."

                                                - Anónimo -
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- El Banco del Tiempo -

Imagínate que existe un Banco que cada mañana acredita en tu cuenta la suma de $ 86.400. No arrastra tu saldo día a día. Cada noche borra cualquier cantidad de tu saldo que no usaste durante el día... ¿Qué harías? ¡¡¡Retirar hasta el último centavo, por supuesto !!!.
Cada uno de nosotros tiene ese Banco. Su nombre es TIEMPO. Cada mañana, este Banco te acredita 86.400 segundos; cada noche este Banco borra y da como perdido cualquier cantidad de ese crédito que no has invertido. Este Banco no arrastra saldos, ni permite sobregiros. Cada día te abre una nueva cuenta. Cada noche elimina los saldos del día. Si no usas tus depósitos del día, la pérdida es tuya. No se puede dar marcha atrás. No existen los giros a cuenta del depósito de mañana, debes vivir en el presente con los depósitos de hoy. Invierte de tal manera que puedas conseguir lo mejor en salud, felicidad y éxito. 
El reloj sigue su marcha. Consigue lo máximo en el día.
- Para entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que perdió el año de estudios.
- Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que alumbró a un bebé prematuro.
- Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario.
- Para entender el valor de una hora, pregúntale a los amantes que esperan para encontrarse.
- Para entender el valor de un minuto, pregúntale a una persona que perdió el tren.
- Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que por poco evitó un accidente.
- Para entender el valor de una milésima de segundo, pregúntale a la persona que ganó una medalla de oro en las olimpiadas.
 Atesora cada momento que vivas, pero lo atesorarás mucho más si lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo y recuerda que el tiempo no espera por nadie. Ayer es historia. Mañana es misterio. Por eso es que se le llama el presente, porque es un regalo.
Si deseas hacer un regalo a alguien regálale este texto, seguro que la vida te traerá suerte por ello.

                                                     - Anónimo -
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Tome nota. De nuevo. Escondida tras las teclas digitales. Un aluvión de pensamientos vinieron otra vez. Destellantes. Difusos. Como una espiral que nunca acaba, quizás por ello, no encontraba la salida.

Las palabras salían a ratos, esa hélice que nunca acaba, que es eterna. Y yo, me agarro a ella buscando un halo de esperanza, algo que me haga remontar tras las sombras difusas que dibujan los asientos de un tren, al que cada vez tengo más odio.

Sigo el trayecto, en silencio, un día que prometía soleado y que se torno gris. El andén está casi vacío, un par de muchachos andan de un lado para otro inmersos en sus pensamientos; y debo interpretar lo que transmiten sus ojos tras esas mascarillas que entorpecen sus labios, el rostro completo.

El pitido interrumpe esa visión, y montó rápidamente en otro tren que me llevará a mi destino. Algo llama mi atención, cuando observe un pasaje de un libro que estaba en un cartel. Un extracto maravilloso, sobre el recorrido de un cuerpo acompañado de una ilustración a todo color.

La próxima estación me espera. Subo rápidamente las escaleras, mientras me acompaña una playlist absurda que a ratos me evade, y en otros momentos me recuerdan momentos de antaño que no volverán.

Las nubes merodean con más intensidad, en cualquier momento puede empezar a diluviar.

De camino a la cafetería hago un retrato de la situación. Va a ser igual, algo en mí dice que nada va a cambiar. Cuando llegó no había nadie—vaya novedad—, pensé mientras observaba a los camareros atender las mesas, y los niños correteando, alegres, inmersos en su mundo de fantasía y bondad. Las agujas siguen correteando, él sigue sin aparecer, y yo sigo con mi lista de canciones, esta vez cortesía de esa aplicación donde puedes escuchar canciones hasta aprender hacer pasteles.

Por fin llega, media hora después. El reloj se para, y observo sus movimientos. Su conversación deriva a lo mismo, mientras escuchó las teclas enmudecidas de su teléfono. Inmerso en su mundo digital, pregunta algunas frases sueltas, sin conexión, aburridas, estáticas.
En dos tragos he tomado mi café, algo me dice que no ha sido buena idea hacer eso, pero los nervios me podían.
Cuando acaba su speech, dice que tiene que irse. Ahí es cuando me doy cuenta de todo.

Me pide que le acompañe al aparcamiento, que me deja en la puerta del tren. Esto no es amable por su parte.

En ese transcurso las conversaciones ambiguas persisten, mientras se escucha de fondo los versos recitados de una melodía sin gracia.

“Adiós, ten cuidado" dijo mientras bajaba de su coche, sin apenas mirarle a la cara.

En ese momento, el cielo se rompió mientras se alejaba poco a poco.

Las gotas de lluvia sintieron mi dolor, supongo que el cielo me quería acompañar a su manera.
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❝Me encanta tu silencio. Es tan sabio. Escucha. Invita al afecto. Me encanta tu soledad. Es valiente. Hace que el universo quiera protegerte. Tienes la soledad que tienen todos los verdaderos héroes, una soledad que es un mar profundo dentro del cual moran los peces del misterio. Me encanta tu búsqueda. Es noble. Tiene grandeza. Sólo uno que nace bajo la bendición de una estrella zarparía a través de las olas ondulantes y de las tempestades salvajes  debido a un sueño. Me encanta tu sueño. Es mágico. Sólo los que aman y son verdaderamente fuertes pueden sostener sus vidas como un sueño. Vives en tu propio encantamiento. La vida te arroja piedras, pero tu amor y tu sueño transforman  esas piedras en las flores del descubrimiento. Incluso si pierdes, o eres derrotado por las cosas, tu triunfo siempre será ejemplar. Y si nadie lo sabe, hay lugares que sí lo saben. La gente como tú enriquece los sueños del mundo, y son los sueños los que crean historia. La gente como tú son transformadores inconscientes de las cosas, protegidos por su propio cuento de hadas, por amor❞.
— Ben Okri, Astonishing the Gods
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Qué bonito! Corazón Corazón Corazón
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Un maestro zen iba caminando en silencio con uno de sus discípulos por un sendero de montaña. Cuando llegaron a un viejo cedro, se sentaron a su sombra para comer un poco de arroz y verduras. Después de comer, el discípulo, un monje joven que todavía no había encontrado la clave del misterio del zen, rompió el silencio preguntándole al maestro:
- Maestro,¿cómo puedo entrar en el zen?
Estaba preguntando, por supuesto, cómo entrar en el estado de conciencia que es el zen. El maestro permaneció callado. Transcurrieron casi cinco minutos, mientras el discípulo aguardaba ansioso una respuesta. Estaba a punto de hacer otra pregunta cuando el maestro habló de pronto:
- ¿Oyes el sonido de aquél de montaña?
El discípulo no se había fijado en ningún arrollo. Había estado demasiado ocupado pensando en el significado del zen. Pero cuando se concentró en escuchar el sonido, su ruidosa mente se fue callando. Al principio no oía nada. Después, su pensamiento dejó paso a un estado de alerta acentuada, y de pronto oyó el murmullo apenas perceptible de un arrollo que había a lo lejos.
- Sí, ahora lo oigo -dijo.
El maestro levantó un dedo y, con una mirada en los ojos que, de algún modo, era a la vez amable y feroz, dijo:
- Entra al zen por ahí.
El discípulo quedó pasmado. Era su primer "satori"; un relámpago de iluminación. ¡Sabía lo que era el zen sin saberqué era lo que sabía!
Continuaron su viaje en silencio. El discípulo estaba asombrado de la vitalidad del mundo que lo rodeaba. Lo experimentaba todo como si fuera la primera vez. Pero, poco a poco, empezó a pensar de nuevo. La quietud en alerta volvió a quedar tapada por el ruido mental, y al poco rato tenía otra pregunta.
- Maestro -dijo-. He estado pensando. ¿Qué habrías dicho si yo no hubiera sido capaz de oír el arrollo de la montaña?
El maestro se detuvo, lo miró, levantó el dedo y dijo:
- Entra al zen por ahí.
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