Hola,
os quería comentar algo que me pasó hace unas mañanas. Lo pongo en la sección de sueños porque me sucedió a primera hora de la mañana, cuando quieres estirar cinco minutos antes de levantarte y no estás ni despierta ni dormida.
Olí a mi abuela. Indudablemente era su olor. Y lo más extraño fue mi reacción: no sentí ni calor ni frío. Nada.
Mi abuela:
Falleció cuando yo aún era una niña. Era una señora muy de derechas, muy católica, bastante culta y fría como un témpano...
Trabajó mucho para sacar a sus hijos adelante, pero para que me entendáis era algo así como: tienes la nevera llena y ahora déjame en paz. Leía mucho. Sabía de todo. Menos de afecto.
Recuerdo que cuando íbamos de visita a su casa, siendo una niña, el aire me parecía denso, no me gustaba su casa. Me encantaba una muñeca que tenía y con la que se hacía de rogar para dejármela para jugar, aparte de eso, no me gustaba estar allí, quizá porque me parecía que a ella tampoco le agradaban las visitas. Los niños creo que absorben mucho las energías, y esa era mi sensación.
En sus últimos tiempo la recuerdo siempre rezando.
Su olor era muy peculiar, no de perfume. Nunca usaba perfume, ni se maquillaba ni se teñía el pelo. No era una mujer coqueta. Sin embargo, tenía un olor casero ni agradable ni desagradable, muy suyo. Y es el que me llegó la otra mañana. Tengo una habilidad para los olores...
Tengo que decir que nunca he pensado en ella. No es alguien que venga a mi mente, pues para mí era una extraña. Si he pensado mucho en mi abuelo, el que fue su marido. Pero en ella, para nada. No por rencor, sino porque no aportó nada en mi vida, sólo frialdad.
Por eso no entiendo a qué viene ahora que de repente una mañana, no sé si en sueños o no, me llegara tan claro su olor, que no su presencia...¿?
os quería comentar algo que me pasó hace unas mañanas. Lo pongo en la sección de sueños porque me sucedió a primera hora de la mañana, cuando quieres estirar cinco minutos antes de levantarte y no estás ni despierta ni dormida.
Olí a mi abuela. Indudablemente era su olor. Y lo más extraño fue mi reacción: no sentí ni calor ni frío. Nada.
Mi abuela:
Falleció cuando yo aún era una niña. Era una señora muy de derechas, muy católica, bastante culta y fría como un témpano...
Trabajó mucho para sacar a sus hijos adelante, pero para que me entendáis era algo así como: tienes la nevera llena y ahora déjame en paz. Leía mucho. Sabía de todo. Menos de afecto.
Recuerdo que cuando íbamos de visita a su casa, siendo una niña, el aire me parecía denso, no me gustaba su casa. Me encantaba una muñeca que tenía y con la que se hacía de rogar para dejármela para jugar, aparte de eso, no me gustaba estar allí, quizá porque me parecía que a ella tampoco le agradaban las visitas. Los niños creo que absorben mucho las energías, y esa era mi sensación.
En sus últimos tiempo la recuerdo siempre rezando.
Su olor era muy peculiar, no de perfume. Nunca usaba perfume, ni se maquillaba ni se teñía el pelo. No era una mujer coqueta. Sin embargo, tenía un olor casero ni agradable ni desagradable, muy suyo. Y es el que me llegó la otra mañana. Tengo una habilidad para los olores...
Tengo que decir que nunca he pensado en ella. No es alguien que venga a mi mente, pues para mí era una extraña. Si he pensado mucho en mi abuelo, el que fue su marido. Pero en ella, para nada. No por rencor, sino porque no aportó nada en mi vida, sólo frialdad.
Por eso no entiendo a qué viene ahora que de repente una mañana, no sé si en sueños o no, me llegara tan claro su olor, que no su presencia...¿?