Cuando uno se adentra por primera vez en el mundo del tarot, suceden cosas.
Quienes tuvieron una crianza religiosa pueden verse agobiados por sentimientos de miedo y culpa.Ya que se han crecido con la noción cristiana de que las artes herméticas son artes diabólicas y prohibidas.
Pero no es necesario provenir de un ambiente religioso. También aquellos individuos mas libres de prejuicios pueden verse acosados por los sentimientos ya mencionados. Tener pesadillas, dificultades para dormir y nerviosismo mas allá de lo habitual.
Una persona muy cercana a mí, luego de iniciarse en el Tarot comenzó a oir voces, ver ‘cosas extrañas’, etc. Su inquietud llegó a tal extremo que un día simplemente decidió deshacerse de su baraja enterrándola bajo tierra. He tratado de encontrarla por años, pero sin éxito. Usaba la baraja de ‘El Tarot Mítico’. Una baraja de dorso negro, un tanto ‘tenebrosa’ para mi gusto. Aun así, estas cosas suceden independientemente del mazo que se utilice.
Por todo lo anterior es inevitable preguntarnos, con expresión pasmada : ¿Qué es lo que me está sucediendo?
Pues, muchas cosas. Las imágenes de cada una de las cartas suelen ser universales, es decir, entendidas de manera mas o menos similar en todos los lugares y todas las culturas a lo largo del globo. El psiquiátra Carl Jung, les llamaba ‘arquetipos’ presisamente por lo mismo. Son imágenes con amplios y profundos significados. Esto puede ser muy abrumador para nuestras mentes las cuales tratan de ‘navegar’ y hacer sentido de tan variada amalgama de información que reciben de las cartas. Cada imagen es como un gran libro que intuitivamente tratamos de aprehender en nuestro ser. Ello puede ser muy estresante y desequilibrador para cualquiera.
El ‘gurú pop’ Jodorowsky, afirmaba que eran imágenes con ‘alto contenido de conciencia’ y por tanto, poderosas e incapaces de dejar indiferente a nadie que las utilice. Esa ‘explicación’ parece ir en la misma dirección.
Otra razón para esta incomodidad, la contituye la cultura popular. Las películas y los libros se han encargado de imbuir la lectura de cartas, con un áura de magia negra, maleficios y brujería que a pesar de que muchos no lo tomen en serio, inevitablemente dejan su marca –quizás a un nivel inconciente- propiciando que las incomodas reacciones mencionadas, se manifiesten de todos modos.
Por todo lo anterior es razonable deducir que es muy normal, experimentar diversas incomodidades al comienzo de nuestra incursión en el mundo del tarot. Incluso en las disciplinas menos esotéticas experimentamos inquietud en los comienzos. Nuestro ser entero debe adaptarse a esta nueva manera de ver las cosas. Debe perderle el miedo y comprobar de primera fuente que no se trata de nada malo, sino por el contrario que constituye un nuevo modelo que filtrar nuestro mundo. Una manera más de encontrar el sentido a nuestra existencia y el mundo que nos rodea. Se trata de una herramienta, que bien utilizada, no viene a ampliar nuestra visión de las cosas. Que nos viene a enriquecer la vida.
Una advertencia fina: EL tarot no es para los neuróticos ni los débiles mentales por la misma razón que estas personas no pueden (o no debiesen) manipular armas. Una baraja en manos de alguién con sus facultades mentales o emocionales perturbadas, hará uso de ella para justificar y ampliar aún más su ya averiada personalidad. Un ciego no debiese guiar a quien ve y un loco no debiese orientar cuerdos.
La baraja obede a quien tiene control de si mismo. Ella respeta y colabora con quien no las manosea frívolamente.
Esto es un juego, es verdad. Pero se trata del juego mas serio de todos: La vida.
Quienes tuvieron una crianza religiosa pueden verse agobiados por sentimientos de miedo y culpa.Ya que se han crecido con la noción cristiana de que las artes herméticas son artes diabólicas y prohibidas.
Pero no es necesario provenir de un ambiente religioso. También aquellos individuos mas libres de prejuicios pueden verse acosados por los sentimientos ya mencionados. Tener pesadillas, dificultades para dormir y nerviosismo mas allá de lo habitual.
Una persona muy cercana a mí, luego de iniciarse en el Tarot comenzó a oir voces, ver ‘cosas extrañas’, etc. Su inquietud llegó a tal extremo que un día simplemente decidió deshacerse de su baraja enterrándola bajo tierra. He tratado de encontrarla por años, pero sin éxito. Usaba la baraja de ‘El Tarot Mítico’. Una baraja de dorso negro, un tanto ‘tenebrosa’ para mi gusto. Aun así, estas cosas suceden independientemente del mazo que se utilice.
Por todo lo anterior es inevitable preguntarnos, con expresión pasmada : ¿Qué es lo que me está sucediendo?
Pues, muchas cosas. Las imágenes de cada una de las cartas suelen ser universales, es decir, entendidas de manera mas o menos similar en todos los lugares y todas las culturas a lo largo del globo. El psiquiátra Carl Jung, les llamaba ‘arquetipos’ presisamente por lo mismo. Son imágenes con amplios y profundos significados. Esto puede ser muy abrumador para nuestras mentes las cuales tratan de ‘navegar’ y hacer sentido de tan variada amalgama de información que reciben de las cartas. Cada imagen es como un gran libro que intuitivamente tratamos de aprehender en nuestro ser. Ello puede ser muy estresante y desequilibrador para cualquiera.
El ‘gurú pop’ Jodorowsky, afirmaba que eran imágenes con ‘alto contenido de conciencia’ y por tanto, poderosas e incapaces de dejar indiferente a nadie que las utilice. Esa ‘explicación’ parece ir en la misma dirección.
Otra razón para esta incomodidad, la contituye la cultura popular. Las películas y los libros se han encargado de imbuir la lectura de cartas, con un áura de magia negra, maleficios y brujería que a pesar de que muchos no lo tomen en serio, inevitablemente dejan su marca –quizás a un nivel inconciente- propiciando que las incomodas reacciones mencionadas, se manifiesten de todos modos.
Por todo lo anterior es razonable deducir que es muy normal, experimentar diversas incomodidades al comienzo de nuestra incursión en el mundo del tarot. Incluso en las disciplinas menos esotéticas experimentamos inquietud en los comienzos. Nuestro ser entero debe adaptarse a esta nueva manera de ver las cosas. Debe perderle el miedo y comprobar de primera fuente que no se trata de nada malo, sino por el contrario que constituye un nuevo modelo que filtrar nuestro mundo. Una manera más de encontrar el sentido a nuestra existencia y el mundo que nos rodea. Se trata de una herramienta, que bien utilizada, no viene a ampliar nuestra visión de las cosas. Que nos viene a enriquecer la vida.
Una advertencia fina: EL tarot no es para los neuróticos ni los débiles mentales por la misma razón que estas personas no pueden (o no debiesen) manipular armas. Una baraja en manos de alguién con sus facultades mentales o emocionales perturbadas, hará uso de ella para justificar y ampliar aún más su ya averiada personalidad. Un ciego no debiese guiar a quien ve y un loco no debiese orientar cuerdos.
La baraja obede a quien tiene control de si mismo. Ella respeta y colabora con quien no las manosea frívolamente.
Esto es un juego, es verdad. Pero se trata del juego mas serio de todos: La vida.
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