Todos disponemos de una colección de movimientos y posturas habituales. Algunos parecen fluir con total naturalidad a la hora de moverse mientras otros son rígidos y contenidos. Unos se mueven ágil y rápidamente a la vez que otros tienen movimientos lentos y flojos.


Algunos flexionan sus tendones y músculos a diferencia de otros que los contraen y aprietan durante la mayor parte del día. Nuestros cuerpos son perfectamente capaces de moverse de maneras poco habituales que raramente exploramos. ¿Qué tan a menudo levantas tus brazos por sobre la altura de tu cabeza o caminas en reversa o das una voltereta, etc?]

Como humanos, aprendemos la manera de movernos al observar a otros, experimentando hasta que seamos capaces de reproducir sus movimientos. Como resultado de ese proceso de aprendizaje por medio de la imitación, nuestros movimientos habituales han sido culturalmente transmitidos. Observa como los argentinos o los chilenos o los peruanos o cualquier otro grupo comparten movimientos muy similares que pueden ser distinguidos por cualquier ojo observador.



Movimientos que incluyen gestos, saludos y formalismos sociales. Maneras culturales de cubrir nuestros cuerpos también influencia nuestro estilo de movimientos. Algunas ropas son restrictivas, apretadas, por ejemplo. Alguien utilizando un traje formal se ve imposibilitado de levantar los brazos más arriba de los hombros. Una mujer usando un vestido puede verse forzado a juntar las piernas más allá de lo necesario forzando sus caderas a mantener cierta postura específica para no desencajar sus ropas. Loz zapatos formales son inapropiados para correr, y así la lista sigue.

¿Qué tiene que ver todo esto con la magia ritual? Pues todo. Durante un ritual, mientras más
hábil seas en el manejo de tus estados de conciencia, más potente y efectivo serán los efectos
de tu ritual. Todo tiene que ver con energía, vibración y proyección, todo está vinculado a ritmos
y ciclos. El amo de sus ritmos es el dueño de su destino... si sabe como usarlos. Reconozco que es un tema extraño y poco interesante para muchos, y la gran razón, por la que esta publicación está destinada a tener pocas visitas; sin embargo, es necesario, y estoy seguro que quienes se animen al leerme hasta el final, ya intuyen en su fuero interno la importancia de esta práctica.

Nuestra postura corporal está íntimamente asociada a nuestros estados de conciencia.
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[align=justify]No solo, la postura y el movimiento afecta nuestra experiencia interna sino que además afecta nuestro estado mental. El que seas capaz de moverte de maneras poco habituales también significa que puedes explorar, a través de ello, nuevos estados de conciencia. Estados, que dado nuestro pobre repertorio de posturas y movimientos, permanecen inexplorados la mayoría del tiempo. Forman parte de todo ese pontencial que te pertenece por derecho propio pero que por desidia o falta de motivación te privas de experimentar.

Explorar movimientos y posturas que sean parte de esa zona inexplorada para luego quedarte en mayor parte con aquellos que te provoquen estados de alta motivación y energía llamada ‘positiva’.