Transcribo el capítulo correspondiente.
Diferencia entre la mano izquierda y la mano derecha
La antigua tradición griega asociaba la mano izquierda a las brujas, o sea a la adivinación, y la mano derecha era para los herreros. Mientras una mano hace, la otra sueña; una ejecuta, la otra medita. La antigua tradición quiromántica nos dice: «Con la mano izquierda se nace, la derecha se hace». Siempre y cuando uno sea diestro. En el caso de ser zurdo el sentido simbólico de las manos se invierte.
En la mano izquierda —para un diestro— se pueden observar los dones y cualidades con los que hemos nacido, se ven nuestras capacidades reales y nuestras carencias, en ella podremos observar dónde podemos ubicar nuestros esfuerzos y cuáles son nuestras carencias, su nuestra problemática tiene como origen nuestro árbol genealógico o bien es un problema que arrastramos de otra vida.
En la mano derecha podremos observar cómo hemos utilizado nuestras cualidades a través del tiempo. En ella se aprecian los retos que hemos ido alcanzando, las metas que hemos podido realizar y aquello que se ha quedado en proyecto y se ha frustrado. También se observa si hemos trabajado en aquello que más nos convenía y la manera y forma en que han influido nuestros antepasados en nuestra vida, y de qué forma y manera nos ha frenado la influencia de otras cosas en la vida.
No obstante, en ambas manos se puede observar qué es lo que hemos realizado y lo que no. L a diferencia radica en que la mano izquierda indica si ese don o cualidad ha sido adquirido por una circusntancia externa a nosotros. También podemos observar las oportunidades que hemos dejado escapar de nuestras manos. Se ve el presente con sus dificultades y su problemática, las posibilidades e imposibilidades que están por presentarse de cara a nuestro futuro inmediato. El punto clave, y que hace la diferencia de una mano con la otra, es ver si las cualidaes con las que hemos nacido y que nos marcan desde que comenzamos hacer uso de nuestro libre albedrío se han desarrollado y si han cumplido su función, o bien si se han quedado estancadas, se han olvidado o si se han ignorado totalmente y no nos hemos percatado de su existencia.
La mitología griega nos da dos ejemplos maravillosos para ejemplificar estas cualidades que están representadas por el mito de Edipo y el de Perseo.
El mito de Perseo nos habla de una persona con unas cualidades reales; sabe hacer el uso correcto de los dones otorgados por los dioses y es capaz de ganarle a la vida para lograr su objetivo final, que es cortar la cabeza de la Medusa y liberar a su amada. El mito de Edipo nos muestra la otra cara de la moneda; el oráculo advierte a Edipo de un futuro que él puede esquivar, no obstante y aún siendo él consciente de lo que le deparaba el futuro, mata a su padre y se casa con su madre pudiendo evitarlo. La mano izquierda es lo que el oráculo le advierte a Edipo, son los regalos efectuados por los dioses a Perseo, es el punto de partida en donde todas las opciones son aún posibles. La mano derecha es el asesinar a su padre y casarse con su madre por parte de Edipo; o bien es el triungo representado por la cabeza de la Medusa cortada por Perseo.
La mano izquierda es lo que comúnmente llamamos destino, o sea nuestro carácter, y que está representado por nuestras cualidades, los atributos que tenemos desde nuestro nacimiento. En la mano derecha se marca la forma y manera en que hemos utilizado nuestros atributos, tanto positivamente como negativamente. De allí el alto porcentaje de personas con manos tan diferentes la una de la otra.
No podemos olvida ni dejar de lado la influencia que ejerce sobre nosotros el peso de nuestro árbol genealógico, ni los impedimentos que nos frenan para que no podamos realizar nuestra verdadera vida por los nudos que arrastramos de vidas pasadas. El equilibro entre ambas manos nos indica coherencia entre cualidad y acción. Es haber interpretado correctamente lo que somos y lo que deseamos ser en consecuencia con lo que nos rodea. Los imponderables y las circunstancias que se nos presentan en el día a día serán el campo de entrenamiento que nos permitirá desarrollar nuestros atributos. También pueden ser el pretexto y justificación para relajarnos y dejar que cada día seamos un poco menos nosotros mismos y dar paso a ese ser que no deseamos ser. En nuestras manos se encuentra la posibilidad de conocernos realmente a nosotros mismos, sin engaños y sin ese maquillaje que oculta nuestras verdaderas opciones para ganarle a la vida. Ellas no mienten, son el fiel reflejo de nuestra esencia, el reflejo fiel de nuestra alma y de nuestra carga consanguínea. Es cuestión de instalarse en las posibilidades de la mano izquierda y no hacer nada, o bien trabajar con nuestras opciones y ser coherentes hasta lograr el equilibro de ambas manos.
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Fuente: Quiromagia, Francisco Rodríguez Acatl.