Uy, que había quedado en contar una señal y una sincronicidad y todavía no lo he hecho. Pues venga, al tema 
Al respecto de las señales, hay algunas que te salen al paso sin haber pedido nada: números capicúa por todos lados, canciones que te llevan a pensar en alguien en particular, etc., pero como no siempre son fáciles de interpretar y mi mental siempre necesita "confirmar" racionalmente las cosas, solía pedirlas. Planteaba una pregunta y pedía una señal para el sí y otra para el no.
Una de las veces pedí ver, si la respuesta era sí, un rinoceronte. Nada más pedir eso,mi cabeza se puso en plan: "¿Pero, tía, por qué un rinoceronte si no tiene nada que ver con el tema? Bla, bla, bla". Ya sabéis, creo que eso nos ha pasado a todos.
Total, que al día siguiente, martes, la mamá del mejor amigo de mi hijo me dice que como el miércoles no tienen cole, por qué no los llevamos a un parque de hinchables para que pasen la tarde juntos, porque apenas se ven fuera del cole. Le digo que sí, y allá nos vamos. Debimos llegar sobre las dos y media de la tarde. A las cinco y media, es decir, tres horas después de haber llegado, veo que la mascota del local viene caminando poquito a poquito hacia donde estábamos sentadas. Me quedo mirando la dificultad que tiene el pobre hombre para manejarse con ese gigantesco disfraz durante un minuto, hasta que de repente se me enciende la bombilla. ¡Era un rinoceronte! Lo comento con mi amiga y me dice: "¿Pero no te has dado cuenta de que es la mascota del local? ¡Llevas toda la tarde rodeada de rinocerontes!" Y era verdad. Rinocerontes en la tarjeta de entrada, en las paredes, en los diez metros de mostrador... ¡Y yo tardé tres horas en ver mi señal! ¡Más claro agua! Jejeje.
Sobre mi sincronicidad... En estos momentos estoy viviendo en Francia, pero soy española, de modo que cada mes de julio vuelvo a España a ver a la familia y a celebrar el cumpleaños de mi hijo, que los cumple el 21. Siempre que voy a España, me quedo en un apartamento que tiene una de mis hermanas. Pues bien, a principios de este año me enamoré de un chico que no es de mi región y al que conocí en un concierto, pues es músico y vino a tocar al pueblo en el que vivo. Por supuesto, lo de verlo no es sencillo porque la temporada de más movimiento es en verano, cuando yo me voy, y porque, como os digo, vive lejos y apenas viene a tocar por mi zona.
El caso es que mi hermana me llama a finales de junio y me dice que un amigo polaco quiere venir en julio a visitar la región y que ella ha pensado acogerlo en casa. Le digo que no hay problema, que hay dos habitaciones y que entramos los tres. No hay modo, viene con su mujer y su hija, por lo que necesitan dos habitaciones, y las fechas coinciden con las que yo me había planteado para viajar.
Por supuesto, le digo que no pasa nada, que lo acoja y que nosotros iremos en agosto. Al día siguiente veo por Facebook que el día antes del cumpleaños de mi hijo hay un festival en un pueblo de al lado. No conozco ninguno de los grupos, pero me parece un plan genial, así que les comento a los colegas, con quienes habíamos quedado para hacer, ese mismo día, un picnic en un área recreativa de ese mismo pueblo como celebración del cumple de mi hijo, si por la tardecita se animan a venirse al festival. Varios me dicen que sí.
Un par de días antes del festival un amigo me pregunta quién toca y a qué hora empieza el concierto, así que entro en Face, compruebo los datos y luego, sin saber muy bien por qué, le doy a mostrar la fotografía posterior a la publicidad del festival y... cuál no será mi sorpresa cuando la foto que aparece es la de uno de los varios grupos que tocan esa noche y en ella aparece el chico del que me había enamorado y que hacía 6 meses que no veía. Y lo mejor de todo es que antes no tocaba en ese grupo, ¡acababa de empezar a tocar con ellos ese mismo mes de julio!
Pero toda recompensa tiene su prueba de fe. Como habíamos pasado todo el día al aire libre, al final el personal se rajó, dejándome sola ante el peligro. "¿Quieres algo? ¡Cúrratelo!", parecía decirme el Universo. Pero eso ya es harina de otro costal, jajajaja.
Al respecto de las señales, hay algunas que te salen al paso sin haber pedido nada: números capicúa por todos lados, canciones que te llevan a pensar en alguien en particular, etc., pero como no siempre son fáciles de interpretar y mi mental siempre necesita "confirmar" racionalmente las cosas, solía pedirlas. Planteaba una pregunta y pedía una señal para el sí y otra para el no.
Una de las veces pedí ver, si la respuesta era sí, un rinoceronte. Nada más pedir eso,mi cabeza se puso en plan: "¿Pero, tía, por qué un rinoceronte si no tiene nada que ver con el tema? Bla, bla, bla". Ya sabéis, creo que eso nos ha pasado a todos.
Total, que al día siguiente, martes, la mamá del mejor amigo de mi hijo me dice que como el miércoles no tienen cole, por qué no los llevamos a un parque de hinchables para que pasen la tarde juntos, porque apenas se ven fuera del cole. Le digo que sí, y allá nos vamos. Debimos llegar sobre las dos y media de la tarde. A las cinco y media, es decir, tres horas después de haber llegado, veo que la mascota del local viene caminando poquito a poquito hacia donde estábamos sentadas. Me quedo mirando la dificultad que tiene el pobre hombre para manejarse con ese gigantesco disfraz durante un minuto, hasta que de repente se me enciende la bombilla. ¡Era un rinoceronte! Lo comento con mi amiga y me dice: "¿Pero no te has dado cuenta de que es la mascota del local? ¡Llevas toda la tarde rodeada de rinocerontes!" Y era verdad. Rinocerontes en la tarjeta de entrada, en las paredes, en los diez metros de mostrador... ¡Y yo tardé tres horas en ver mi señal! ¡Más claro agua! Jejeje.
Sobre mi sincronicidad... En estos momentos estoy viviendo en Francia, pero soy española, de modo que cada mes de julio vuelvo a España a ver a la familia y a celebrar el cumpleaños de mi hijo, que los cumple el 21. Siempre que voy a España, me quedo en un apartamento que tiene una de mis hermanas. Pues bien, a principios de este año me enamoré de un chico que no es de mi región y al que conocí en un concierto, pues es músico y vino a tocar al pueblo en el que vivo. Por supuesto, lo de verlo no es sencillo porque la temporada de más movimiento es en verano, cuando yo me voy, y porque, como os digo, vive lejos y apenas viene a tocar por mi zona.
El caso es que mi hermana me llama a finales de junio y me dice que un amigo polaco quiere venir en julio a visitar la región y que ella ha pensado acogerlo en casa. Le digo que no hay problema, que hay dos habitaciones y que entramos los tres. No hay modo, viene con su mujer y su hija, por lo que necesitan dos habitaciones, y las fechas coinciden con las que yo me había planteado para viajar.
Por supuesto, le digo que no pasa nada, que lo acoja y que nosotros iremos en agosto. Al día siguiente veo por Facebook que el día antes del cumpleaños de mi hijo hay un festival en un pueblo de al lado. No conozco ninguno de los grupos, pero me parece un plan genial, así que les comento a los colegas, con quienes habíamos quedado para hacer, ese mismo día, un picnic en un área recreativa de ese mismo pueblo como celebración del cumple de mi hijo, si por la tardecita se animan a venirse al festival. Varios me dicen que sí.
Un par de días antes del festival un amigo me pregunta quién toca y a qué hora empieza el concierto, así que entro en Face, compruebo los datos y luego, sin saber muy bien por qué, le doy a mostrar la fotografía posterior a la publicidad del festival y... cuál no será mi sorpresa cuando la foto que aparece es la de uno de los varios grupos que tocan esa noche y en ella aparece el chico del que me había enamorado y que hacía 6 meses que no veía. Y lo mejor de todo es que antes no tocaba en ese grupo, ¡acababa de empezar a tocar con ellos ese mismo mes de julio!
Pero toda recompensa tiene su prueba de fe. Como habíamos pasado todo el día al aire libre, al final el personal se rajó, dejándome sola ante el peligro. "¿Quieres algo? ¡Cúrratelo!", parecía decirme el Universo. Pero eso ya es harina de otro costal, jajajaja.
es algo en lo que he de trabajar y fluir 
jajaj..... No sé ni como me río, porque en verdad lo estoy pasando fatal. Esta persona me importa demasiado, y me da pánico perderlo. No es por falta de valor, pues ya me he declarado en otras ocasiones con otros chicos, pero es que esto es lo más fuerte que he sentido jamás, y me está costando mucho dar el paso. 
