Era uno de esos días grises, en los que ves cómo tras invertir tu tiempo, energía y dinero en un proyecto...todo se iba a pique. No quieres saber nada de nada ni de nadie. Stop.
Aparece enfrente un señor mayor, que llevaba unas láminas en blanco y un carboncillo. Y empieza a dibujarme. Yo le digo, no, por favor, no me dibuje y giro la cabeza, pero él sigue. Tras pocos minutos en los que intento ignorarle, se acerca y me enseña su dibujo. Esa no soy yo, le digo. Me dice uno nunca se vé como lo ven los demás. Toma, te regalo el dibujo, y ahora sólo quiero pedirte una cosa, ya, dinero, pensé yo...pero me dijo sólo quiero que me des tu mano. Con pocas ganas, y por no seguir siendo tan grosera, se la dí. Me miró y me dijo esas ojeras malvas te dicen que tienes que descansar. Pues claro!! pensé. Me examinó mi mano y me dijo: "uhh, pero tú todavía estás en el principio, no tengas miedo, todavía te queda un largo recorrido" A mí eso, más que aliviarme, me cansó todavía más. Me regaló una sonrisa y se marchó. No me pidió ni un céntimo. Yo como estaba en un estado de todo no, de negación total, cogí la lámina, la rompí y la tiré a la papelera. Y juro que hoy todavía me sigo arrepintiendo de haberlo hecho.
A ese señor no lo volví a ver nunca más, pese a que yo me movía, vivía y trabajaba en un sitio muy céntrico, donde siempre rulamos los mismos, donde conoces cada indigente, cada trasnochador, cada artista, cada todo.....Todavía hoy me pregunto, de dónde salió ese hombre arrugado con largas barbas? Que me transmitió tanta paz, serenidad y sabiduría. Fue una casualidad? o alguien a quien yo necesitaba conocer en un momento tan crítico?
Aparece enfrente un señor mayor, que llevaba unas láminas en blanco y un carboncillo. Y empieza a dibujarme. Yo le digo, no, por favor, no me dibuje y giro la cabeza, pero él sigue. Tras pocos minutos en los que intento ignorarle, se acerca y me enseña su dibujo. Esa no soy yo, le digo. Me dice uno nunca se vé como lo ven los demás. Toma, te regalo el dibujo, y ahora sólo quiero pedirte una cosa, ya, dinero, pensé yo...pero me dijo sólo quiero que me des tu mano. Con pocas ganas, y por no seguir siendo tan grosera, se la dí. Me miró y me dijo esas ojeras malvas te dicen que tienes que descansar. Pues claro!! pensé. Me examinó mi mano y me dijo: "uhh, pero tú todavía estás en el principio, no tengas miedo, todavía te queda un largo recorrido" A mí eso, más que aliviarme, me cansó todavía más. Me regaló una sonrisa y se marchó. No me pidió ni un céntimo. Yo como estaba en un estado de todo no, de negación total, cogí la lámina, la rompí y la tiré a la papelera. Y juro que hoy todavía me sigo arrepintiendo de haberlo hecho.
A ese señor no lo volví a ver nunca más, pese a que yo me movía, vivía y trabajaba en un sitio muy céntrico, donde siempre rulamos los mismos, donde conoces cada indigente, cada trasnochador, cada artista, cada todo.....Todavía hoy me pregunto, de dónde salió ese hombre arrugado con largas barbas? Que me transmitió tanta paz, serenidad y sabiduría. Fue una casualidad? o alguien a quien yo necesitaba conocer en un momento tan crítico?
