Ptolomeo XIII, se entregó al vino y los placeres, conduciendo a su país a una precaria condición, por lo que fue expulsado, pasando el reino a manos de su espona, Cleopatra VII, quien de esa manera llegó a ser reina de Egipto.
Hallazgos físicos contemporáneos han revelado –según algunas fuentes- que los bustos y pocas imágenes de esta reina demuestran, que al contrario de lo que ha trascendido a la cultura popular, Cleopatra VII no era una mujer excepcionalmente hermosa. No obstante, los escritos de su época, que dan cuenta de ella, la describen como una mujer extremadamente atractiva, poseedora de una personalidad magnética.
Hallazgos físicos contemporáneos han revelado –según algunas fuentes- que los bustos y pocas imágenes de esta reina demuestran, que al contrario de lo que ha trascendido a la cultura popular, Cleopatra VII no era una mujer excepcionalmente hermosa. No obstante, los escritos de su época, que dan cuenta de ella, la describen como una mujer extremadamente atractiva, poseedora de una personalidad magnética.