El 8 de espadas es una carta gris, como su fondo. Y digo gris, que no negra, porque aún hay salida. Representa esas situaciones en las que nos sentimos perdedores, atados, dependientes. Callejones sin salida.

La mujer del Rider presenta un panorama desolador, está quasi rodeada de espadas, con los ojos vendados, la parte superior del cuerpo inmovilizada y un suelo fangoso a sus pies.

Pero como decía al principio, no todo es oscuro. No se encuentra cercada del todo, las espadas presentan una abertura considerable frente a ella, y sus piernas aún están libres. Podría huir hacia delante si quisiera, pero la situación la está superando.

Se me refleja a una cárcel, con sus barrotes, pero si tenemos en cuenta que las espadas son los pensamientos, esta prisión no es real, está creada por la mente de la mujer.

El Emperador es una carta de poder, de estabilidad, de rigor, de fuerza, de mano dura. En una mano un cetro, en la otra una bola dorada simulando el globo terráqueo.

En la iconografía del Rider presenta una barba blanca, que denota su edad. Ya ha luchado mucho, pero si tiene que volver a hacerlo, lo hará. Debajo de sus vestimentas, está preparada su armadura. Para hacer frente a cualquier cosa que pueda llegar.

Ambas cartas en este orden me pareciera como si quisieran decirme que luche para salir de este cerco de espadas. Que soy fuerte y que luche, que una vez fuera, habré coseguido el mundo.

Que no ceda ante mis miedos, que siempre hay alguna salida y que está en mí encontrarla. Eso me hará aún más fuerte.