Yo opino que los amarres no funcionan y que jamás han funcionado.
Es quizá el mito más grande y el más popular en el esoterismo y ocultismo. Lo paradójico es que quienes dicen o creen que funcionan, no tienen prueba alguna para demostrarlo o certificarlo y deducen que son efectivos, seguramente porque han evaluado un retorno de pareja de una manera segada.
Muchas personas vuelven a estar juntas porque aún hay amor entre ellas y no porque una tercera persona ejerza algún tipo de influencia en ellas. Y, en aquellos casos en donde las personas que regresan a la pareja no parecen amarse, la explicación es bastante sencilla. No todas las personas se reúnen con un nivel de madurez emocional adecuado. De hecho, muchas repiten patrones de comportamiento que les llevan a construir relaciones de pareja inestables o tóxicas, en donde no hay amor y sí muchos nudos psicológicos no resueltos.
En este caso, presuponer que un amarre ha funcionado para unir a dos personas de manera artificial y deducir que su falta de amor o alegría frente al vínculo se debe al amarre que les ha forzado a estar juntos, es también un análisis sesgado, ya que se pasa por alto la naturaleza psicológica e inestable de las personas que interactúan en la relación.
Los motivos por los que dos personas pueden estar juntas, ya sea en una relación exitosa llena de amor o en una relación tóxica o aparentemente artificial, pueden ser muchos más que un amarre. Y, en este caso, la explicación del amarre es, de todas, la menos plausible. En ese caso, y para aclarar las dudas, siempre será mejor estudiar un poco más la conducta psicológica o el comportamiento de las personas. Porque, de seguro, allí se encuentran la mayoría de explicaciones para tales dinámicas sociales y de relación entre las personas.
Mi consejo
No paguéis jamás por un amarre. Mejor luchar con vuestras propias manos por una relación y si las cosas no se dan para estar con la otra persona, asumir la cruda verdad como una persona valiente y madura.
Es quizá el mito más grande y el más popular en el esoterismo y ocultismo. Lo paradójico es que quienes dicen o creen que funcionan, no tienen prueba alguna para demostrarlo o certificarlo y deducen que son efectivos, seguramente porque han evaluado un retorno de pareja de una manera segada.
Muchas personas vuelven a estar juntas porque aún hay amor entre ellas y no porque una tercera persona ejerza algún tipo de influencia en ellas. Y, en aquellos casos en donde las personas que regresan a la pareja no parecen amarse, la explicación es bastante sencilla. No todas las personas se reúnen con un nivel de madurez emocional adecuado. De hecho, muchas repiten patrones de comportamiento que les llevan a construir relaciones de pareja inestables o tóxicas, en donde no hay amor y sí muchos nudos psicológicos no resueltos.
En este caso, presuponer que un amarre ha funcionado para unir a dos personas de manera artificial y deducir que su falta de amor o alegría frente al vínculo se debe al amarre que les ha forzado a estar juntos, es también un análisis sesgado, ya que se pasa por alto la naturaleza psicológica e inestable de las personas que interactúan en la relación.
Los motivos por los que dos personas pueden estar juntas, ya sea en una relación exitosa llena de amor o en una relación tóxica o aparentemente artificial, pueden ser muchos más que un amarre. Y, en este caso, la explicación del amarre es, de todas, la menos plausible. En ese caso, y para aclarar las dudas, siempre será mejor estudiar un poco más la conducta psicológica o el comportamiento de las personas. Porque, de seguro, allí se encuentran la mayoría de explicaciones para tales dinámicas sociales y de relación entre las personas.
Mi consejo
No paguéis jamás por un amarre. Mejor luchar con vuestras propias manos por una relación y si las cosas no se dan para estar con la otra persona, asumir la cruda verdad como una persona valiente y madura.
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